Semana Santa en Valladolid
Una tromba de agua cala a los nazarenos y obliga también a cancelar la del Cristo de las MercedesSemana Santa en Valladolid
Una tromba de agua cala a los nazarenos y obliga también a cancelar la del Cristo de las MercedesUna intensa tromba de agua prevista obliga a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno a refugiarse a la carrera en la Iglesia Penitencial de la Santa Vera Cruz. Las primeras gotas aparecieron cuando el Vía Crucis Procesional daba sus primeros pasos por la Plaza ... Mayor, prácticamente recién salidos de la Iglesia de Jesús, sobre las 20.40 horas, pero los episodios registrados en el entorno favorecieron que las nubes negras se fueran disipando. Pero a escasos minutos aparecieron goterones, una borrasca que descargó con mucha intensidad. «Se veía venir», comentaban los espectadores entre ellos. En el interior del templo, por su parte, también se escucharon otras voces: «¿Salimos? ¿Pero qué estamos haciendo?». Y salieron con la esperanza de recorrer algún tramo. Una salida con fe pero que resultó desacertada más cuando desde los primeros metros el ritmo impuesto desde la cabecera era sereno.
Publicidad
Cofrades con hábitos de terciopelo nazareno calados, manolas con las mantillas chorreando, banderas y estandartes mojadas... Y, ante la sorpresa e incredulidad tanto del público como de los cofrades nazarenos, el agua iba resbalando visiblemente por las esculturas de madera policromada del siglo XVII: Nuestro Padre Jesús Nazareno y el Santísimo Cristo de la Agonía, en andas y cargados por 24 y 4 hermanos, respectivamente. Un aguacero que con sendas imágenes en la plaza del Ochavo y la calle Lencería, los comisarios de carga empezaron a dar, en ese momento sí, paso rápido con un objetivo: resguardarse en la Iglesia de la Vera Cruz. Un objetivo que parecía haberse pensado desde el comienzo del desfile dado que estando la planta procesional saliendo de la Iglesia de Jesús la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ofrecía un parte que pronosticaba el aguacero en media hora. Y se cumplió. «Nunca había recorrido la calle de la Platería ni tan rápido, ni tan mojado», decía un cofrade de carga, compungido por lo acontecido, con el capirote calado y con la tristeza de ver cómo la procesión perdió completamente la solemnidad del momento.
Sobre las 21.30 horas, la Cofradía de Jesus Nazareno entraba a la carrera en la Santa Vera Cruz ante lo acontecido y con un acceso alborotado por el nerviosismo del momento entre los cofrades y la sorpresa entre los espectadores que abarrotaban la calle. Un valorado gesto de hermandad de la penitencial dado que apenas había espacio para acoger a tantísima gente: los nazarenos que entraban en masa para guarecerse de la lluvia y la Vera Cruz que muchos hermanos estaban revestidos para recibir al Nazareno como es tradicional durante el transcurso del rezo de las XIV Estaciones del Vía Crucis que Gerardo Diego confeccionase para esta cofradía vallisoletana hace ahora un siglo. En la parte institucional de la procesión, acompañaron los concejales Irene Carvajal y Francisco Blanco junto al arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, quien accedió al interior del templo prácticamente a la carrera y con sus vestiduras completamente caladas. Total, varios cientos de personas aglomeradas en un templo con toda la infraestructura de esta penitencial: seis pasos procesionales montados. Hubo espacio para todos excepto para la Banda del Dulce Nombre de Jesús Nazareno de León, que por segundo año consecutivo sonó magistralmente por las calles, pero que tuvieron que regresar precipitadamente a la penitencial inicial a paso militar.
Tras este episodio de especial virulencia de unos 20 minutos de duración, sobre las 22.00 horas, la Penitencial de Nuestro Padre Jesús Nazareno, decidió suspender la procesión con carácter definitivo y ante el claro de nubes registrado en los cielos vallisoletanos se pusieron de vuelta hacia su sede canónica. Y en ese periodo de tiempo, a las 23.00 horas y tras un aplazamiento de una hora, la apertura del portalón de la Parroquia de Santiago anunciaba la salida de la Cofradía de las Siete Palabras.
Con el cielo inicialmente despejado y una nube de incienso de olor pasión dejaba entrever a los primeros hermanos con una planta procesional especialmente cuidada, majestuosa y solemne que iba discurriendo por el Atrio de Santiago en silencio ante la mirada de cientos personas que abarrotaban el entorno. Silencio cómplice con el cofrade de la trompeta, de las banderas, de los incensarios… Pero también aparecieron las primeras gotas de lluvia. Una procesión vallisoletana convertida por derecho propio en una de las más sentidas y admiradas por naturales y forasteros, aunque este año también tuvo que cancelarse nada más comenzar evitando así repetir las carreras y consecuencias de la primera procesión del Miércoles Santo. Y, al fondo de la iglesia, el Santísimo Cristo de Pompeyo Leoni que tan siquiera se movió de su emplazamiento junto al altar mayor, junto a los dos ladrones. Este año vio la calle en la lejanía del presbiterio. Se trata de uno de los crucificados más antiguos de cuantos procesionan en la Semana Santa de Valladolid que cuenta con muchísima devoción, piedad y tradición no pudo atravesar tan siquiera el dintel.
Publicidad
Se da la circunstancia que la estadística en torno a esta procesión, heredera de Paz y Reconciliación creada en el año 1976, nunca se había suspendido hasta anoche. Una circunstancia que dejó bastante apesadumbrados a cofrades y fieles anotándolo ya en el calendario de las procesiones lluviosas de la capital pese a que la directiva de la Cofradía de las Siete Palabras tenía la consigna meteorológica de que un claro en el cielo de más de cinco horas podía respetar. Pero no sucedió así y la Estación de Penitencia en la Santa Iglesia Catedral tendrá que esperar al próximo año. Una tristeza embargada que resultó más llevadera gracias al emotivo acto realizado en el interior del templo, donde ahora sí cargaron al Cristo de las Mercedes con la emocionante llamada de honor del alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, a los acordes de la Banda Sinfónica de Arroyo, que minutos después también interpretaron la marcha procesional del Santísimo Cristo de las Mercedes. Un acto, por cierto, con el canto ceremonioso de la Schola Gregoriana Gaudete de Zamora y del coro diocesano que entonaron el tradicional Miserere, que debiera haberse cantado en la Seo Metropolitana.
En otros puntos de la ciudad, al cierre de esta edición, empezaban a repetirse las suspensiones como la Procesión del Arrepentimiento o del Consuelo.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.