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La relación entre el viejo continente y el cristianismo asociado a vivencias cofrades personales, como sus olores de la infancia del incienso y de las velas de la Vera Cruz, y familiares, agradeciendo a sus padres Francisco y Eugenia, han centrado la noche del viernes el pregón de Semana Santa de 2023. Fue una proclama de los santos días de la capital donde su protagonista sobre todo ensalzó la diversidad cultural, religiosa y humanista de Europa. Algo así como una clase magistral de derecho comunitario dirigida a la asamblea cofrade, donde se trasladó la idea de la Semana Santa como algo trascendental y haciendo una oda de patriotismo vallisoletano, español y europeo trasladando la importancia de transmitir orgullosos esta identidad local en un ámbito internacional: «La Semana Santa de Valladolid está más viva que nunca».
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Francisco Fonseca pregonó en la Catedral las bondades de la tradición más arraigada de la ciudad desde un punto de vista europeísta donde ahondó en la Doctrina Social de la Iglesia para reivindicar el espacio de tolerancia de Europa: «Ante este maravilloso retablo de Gregorio Fernández -en referencia al paso de El Descendimiento que presidió el acto- del que tan orgullosos nos sentimos todos los cofrades de Valladolid, puesto que para mí este Cristo es la imagen de la belleza del vencido, que no derrotado, me permito, desde la belleza, la fe y la esperanza, lanzar un llamamiento de justicia y solidaridad ante la situación de Ucrania y ante el reto migratorio puesto que en ningún de los dos casos ponerse de perfil es una alternativa».
En esta línea el pregonero recordó que «Europa no se puede entender sin el cristianismo» a lo que, exclamó con más énfasis y parafraseando a una de las juristas más renombradas, Araceli Mangas: «lo esencial es que todos podamos reconocernos en un proyecto en el que la Europa moderna y democrática se asienta en el respeto a la libertad religiosa, estableciendo una frontera entre lo público y lo privado frente a otras culturas políticas no democráticas». «Un año después Ucrania ha demostrado su voluntad de sobrevivir y de prosperar dentro de la familia europea», enfatizó al tiempo que entonaba su particular mea culpa, que debería ser global, en relación a la inmigración legal y las políticas de integración: «Delante del Cristo del Descendimiento me avergüenzo de nuestra falta de coraje, de nuestras medias tintas y de la miopía política que supone esta actitud».
Este vallisoletano castizo, como él mismo se definió, ha trabajado durante varias décadas en el corazón de Europa, en la Comisión Europea desde Bruselas, razón que le llevó a ensalzar su fidelidad a la ciudad que le vio nacer pero también a su país y al continente que nos acoge: «Siempre he puesto en el centro de mi vocación y de mi proyecto de vida, tanto profesional como personal, a Europa. Europa en el corazón y en la aspiración de contribuir a colocar a España en el entorno al que pertenece y del que nunca debidos estar ausentes tanto tiempo».
Con estas palabras, rememorando a Ortega y Gasset o al propio Papa Benedicto XVI en relación a que la cultura europea nació del encuentro entre Jerusalén, Atenas y Roma, «del encuentro entre la fe en Dios de Israel, la razón filosófica de los griegos y el pensamiento jurídico de Roma», Francisco Fonseca fue evocando la realidad europea en una Catedral con asientos libres y donde resonaban recordatorios tales como «el cristianismo es parte consustancial de la Europa que hoy conocemos». Una importancia del cristianismo, recalcó ante la atenta mirada e interés de los presentes, entre los que destacaban en primera fila el propio arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, «como elemento central de esa idea civilizatoria y de valores que es Europa».
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Así, con una audiencia esperando más referencias cofrades, Fonseca recuperó la actualidad para pregonar con voz más alta sobre la responsabilidad de los europeos con Ucrania: «Hoy más que nunca debemos ser conscientes, no sólo de estos principios sino también de los sacrificios que tendremos que consentir: económicos, energéticos y militares, pero también de defensa activa de nuestro modelo político, ético y social de tolerancia y convivencia pacífica». «Me siento muy orgulloso de nuestra reacción como sociedad en la acogida de hasta cuatro millones y medio de desplazados por causa de la guerra», declaró desde la Seo en lo que significa una petición de paz compartida por sociedad religiosa y laica pero que las cofradías también han tenido presente en sus plantas procesionales, por ejemplo, el pasado año.
Así, ante una asamblea cofrade donde a juicio del pregonero están representados todos los valores de la Semana Santa, y que ayer estuvo representada por todas las cofradías, las autoridades religiosas, civiles y militares -que algunos estaban sentados a partir de la quinta fila-, así como los cofrades de acera, los ciudadanos que amparan y transmiten esta tradición, «un sentimiento de tradición e introspección profunda, de imagen y representación de nuestra ciudad para los forasteros». «Un ensimismamiento colectivo que para todo vallisoletano representa la Semana Santa», concluyó a la vez que reveló su alegría ante la coronación canónica de la Virgen de la Vera Cruz. Al finalizar, el presidente de la Junta de Cofradías, Miguel Vegas, por su parte, también incidió en el hecho de cuidar, preservar y potenciar esta tradición.
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