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La tarde del sábado no defraudó y las buenas temperaturas animaron a disfrutar de las dos procesiones programadas en Valladolid aún con un ligero descenso en las filas cofrades. Miles de naturales y visitantes llenaron la antigua de la judería de la ciudad para contemplar ... a la Cofradía de los Artilleros con el Cristo de la Misión y a la Sagrada Pasión con el Cristo de las Cinco Llagas desde media tarde. El cielo despejado incluso alentó a muchísima gente a seguir ambas procesiones por buena parte del recorrido tras el empapado comienzo de la Semana Santa en la noche anterior.
La procesión del Cristo de los Artilleros estrenó la tarde con gran expectación en la plaza de San Pablo, donde la hermandad homónima, a las puertas de Capitanía General, recibió de manos de 16 miembros de la IV Subinspección General del Ejército –Suige– la imagen del Cristo de la Misión (anónimo del siglo XVII) que portaron a hombros con especial solemnidad militar otros tantos hermanos de los Artilleros. A partir de este momento al encuentro prácticamente de la Sagrada Pasión, la otra cofradía en la calle, aunque en realidad sin cruzarse. Así, la hermandad llegó de nuevo a la sede militar de partida pasadas las 21:30 horas.
Así, buena organización y acompañados por la Banda de Cornetas y Tambores Pureza, este desfile ha llegado para quedarse en el programa oficial. Y es que realmente nació como procesión extraordinaria en 2019 como aniversario fundacional de la cofradía y ahora este Cristo de los Artilleros expresa la unión entre las Fuerzas Armadas y la Semana Santa de Valladolid.
El Ejercicio de las Cinco Llagas tuvo este año quizás más significado que nunca tras los dos años de pandemia que motivaron la suspensión de las procesiones, dado que todos los presentes recordaron con especial énfasis a todos los enfermos y fallecidos por el coronavirus. También se oró por los profesionales de la sanidad, por los asistentes sociales y por los voluntarios «que entre todos han sido parte importante para ayudar y consolar a tanta y tanta gente en estos tiempos». Fue uno de los rezos más emotivos que la Cofradía de la Pasión iba realizando en los distintos puntos programados: Real Monasterio de San Quirce y Santa Julita, convento de Santa Teresa, convento de la Concepción, convento de Santa Isabel de Hungría y parroquia de San Nicolás. Un sentimental recorrido por la capital conventual, por sus calles más angostas y medievales, aunque no es menos cierto que cada vez una zona menos monástica, dado que en los últimos años las hermanas cistercienses y dominicas del convento de San Quirce y Santa Julita y de Santa Domingo de Guzmán, respectivamente, se han trasladado de ciudad. No obstante, el primero de estos templos es bien custodiado por la penitencial titular del desfile de ayer y el segundo ha sido adquirido hace varios meses por el propio Ayuntamiento.
En definitiva, los capuchones regresaron por fin a su zona de confort, a las calles, donde manifestaron su fe públicamente animando a través de la megafonía instalada al rezo del ejercicio piadoso de las Cinco Llagas de Cristo. Pero también muchos cofrades de acera, entre los que se contaban por cientos los niños, tan deseosos de reencontrarse con sus procesiones que incluso para algunos de temprana edad era algo desconocido porque hacía tres años que esta procesión –como el resto– no salía de su templo. Fue una procesión de mucha luz porque en esta edición se adelantó su salida en una hora, a lo que se sumaba los días largos del mes de abril por el horario de verano, con lo que los momentos íntimos de la noche no se produjeron hasta los momentos finales. Aún con todo, muchas atenciones puestas sobre la Penitencial de la Pasión que portó a hombros uno de sus crucificados, poniendo mucho empeño los comisarios de carga que lo supieron transmitir y así hicieron disfrutar a los espectadores del magnífico Cristo de las Cinco Llagas (Manuel Álvarez, 1563).
Sin duda una procesión de emociones al cruzarse con esta vigorosa talla de madera policromada y mecida por 24 hermanos cofrades que constituye una de las imágenes más antiguas de cuantas procesionan durante estos días por las calles de la capital y también de las más veneradas, dado que presidió el humilladero de esta hermandad.
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