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La luz de la primavera sacó al 'Santísimo Cristo de la Luz'. Una treintena de hermanos de carga mecieron con gran destreza y solemnidad al crucificado de Gregorio Fernández cuya hechura está fechada en 1630, para encontrarse con los docentes, para reencontrase con su ciudad, para recibir la piedad de quien fue a buscarle. Estudiantes, vallisoletanos y visitantes, los tres por miles se conocieron este jueves por la mañana en Valladolid al acudir a la llamada de la campana situada en la fachada principal del Palacio de Santa Cruz. Un tañer con el que se anunciaba la salida de una de las procesiones más atractivas de la ciudad: por disciplina, por maestría y por metódica, tres pilares de la vida universitaria que ha llevado a esta cofradía a ser la que más nuevos hermanos incorpora en sus filas en los últimos años y que ayer también presentaba una buena cifra de hermanos dando luz a su titular.
El Rectorado de la UVA abría sus puertas capitulares como cual llamada a clase, con máxima puntualidad, a las 11:00 horas, momento en que las tablillas advirtieron a todos los hermanos cofrades, hermanas de devoción y hermanos de carga el momento de la salida abriéndose camino la cruz de guía y los faroles. Una novedosa planta procesional adelantada por una agrupación de dulzaineros que con sonidos especialmente castellanos recordó a aquel sayón con la trompeta que anunciaba el paso de Jesucristo hacia el Gólgota. Y mientras esta agrupación hacía el aviso, la Banda Sinfónica de Arroyo, con su director Diego Cebrián, ponía la música ceremoniosa al soleado desfile con temas como 'Lux Eterna', por ejemplo, del compositor vallisoletano Pablo Toribio y del abulense Eugenio Gómez.
Todos iban caminando por el empedrado suelo de la plaza de Santa Cruz ante la atenta mirada de miles de personas apostadas allí, muchos de los cuales habían trasnochado después de contemplar las últimas procesiones de la madrugada anterior, con lo que se corroboran las ganas de ver, sentir y participar en la Semana Santa de Valladolid, que al tiempo significa una implicación en el movimiento cofrade durante todo el año, algo que esta hermandad universitaria trabaja con especial ahínco hasta el punto de que hace pocos meses esta cofradía ha estrenado Casa de Hermandad en la misma Residencia Universitaria Alfonso VIII con el objeto de promover y fomentar la vida de hermandad más allá de este tiempo santo.
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Una hermandad, precisamente, que se pudo contemplar en la misma planta de procesión con detalles de coordinación, de sintonía entre las personas y de cercanía con el mundo universitario y que han sido simbolizados ayer mismo con el estreno de una bandera de la cofradía coronada con la imagen San Nicolás de Bari, patrón de los estudiantes, protagonistas en la vida de esta cofradía y en el propio desarrollo de la procesión dado que un grupo de estudiantes y de alumnos pertenecientes a colegios mayores de la ciudad hicieron sendas ofrendas florales ante el Cristo de la Luz en la fachada histórica de la Universidad.
Este fue otro de los grandes momentos: cuando el 'Cristo de la Luz' atravesó la columnata de los leones, ya en demarcación académica, y se abrieron sus dos grandes puertas del vestíbulo de entrada, en cuya escalinata principal el coro universitario rendía sus pertinentes honores al crucificado mediante el canto del himno de la universidad, el 'Gaudeamus Igitur'. Un momento muy entrañable también para todos los presentes por la emotividad del acto y también porque a muchos les trae entrañables recuerdos de otras épocas. Y, seguidamente, camino de la Catedral que estuvo abarrotada para el rezo de las XIV estaciones del Vía Crucis ante la atenta mirada de muchas personas que entraban y salía, que llenaban el templo y que también hacían procesión en las terrazas del entorno que mostraron un aspecto de absoluta normalidad postcovid. Así, una vez ésta procesión se recogió a las tres y media de la tarde, Valladolid continuó el Jueves Santo siendo el gran templo urbano de la Semana Santa.
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