![Semana Santa en Valladolid: Las clausuras, convertidas en procesiones permanentes](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202104/02/media/cortadas/virgen-burrieza-kbS-U1301005395216nfC-1248x770@El%20Norte.jpg)
Las clausuras, convertidas en procesiones permanentes
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por los rincones de la semana santa ·
Si las cofradías penitenciales nacieron vinculadas a los conventos de los frailes mendicantes, después los femeninos las han acogidoJavier Burrieza
Valladolid
Viernes, 2 de abril 2021, 07:44
Era Valladolid una ciudad levítica, y digo era porque lamentablemente viene perdiendo muchos conventos, ya femeninos, pues los masculinos se vieron muy afectados por la desamortización. Antes, el recorrido de peregrinación y adoración de los monumentos del Jueves Santo permitían conocer muchas iglesias que ... apenas se abrían durante el año. Ahora el acceso es mayor y, sobre todo, encuentran en los cofrades un apoyo, aunque también las cofradías se ven afectadas por estos cierres, como ha sucedido con la de la Oración del Huerto, si queremos visitar este año los pasos que talló Miguel Ángel Tapia por su encargo. Hasta ahora permanecían en el de dominicas del Corpus Christi. El único que resta de esta orden en la ciudad, el de Porta Coeli, cuenta con los cofrades de Jesús Resucitado. Allí, en medio de una iglesia construida generosamente por Rodrigo Calderón, encontramos su imagen titular contemporánea.
A las cistercienses de Santa Ana pertenece el Cristo Yacente de Gregorio Fernández, con la cofradía del Santo Entierro, que han asumido una cotidianidad monacal en sus gestos, en sus momentos, en su oración, en sus hábitos. Este año se cumplen los 275 años del nacimiento de Francisco de Goya, autor de tres bellas obras para esta iglesia de planta circular, entre ellas la Muerte de San José, muestra de una nueva espiritualidad. Todo constituye un Museo que los vallisoletanos deberíamos visitar mucho más. Un tesoro que no valoramos. Los hermanos de la Orden Franciscana Seglar acuden al convento de Santa Isabel de Hungría, a sus monjas, que antes eran terciarias como ellos. Se encuentra integrado en esa gran manzana monástica que definió el maestro Teófanes Egido. Quizás en esta iglesia nunca hayan entrado. Encontrarán una devota Virgen de la Soledad. No olviden, también, que tienen que clavar la mirada en el cercano Cristo del Consuelo, de Gregorio Fernández, en la capilla del licenciado Butrón de San Benito el Real, servido por frailes carmelitas y josefinos como siempre han sido los cofrades del Santo Sepulcro. De los jesuitas salió y a su antiguo solar de la capilla de la Congregación ha vuelto la Hermandad de Jesús Atado a la Columna, con el Cristo que se dispone y se prepara para ser flagelado. Tendrán que buscar esta iglesia en miniatura, junto a la puerta principal del Santuario de la Gran Promesa.
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