
Martes Santo: caminar y en silencio
Las procesiones no son un paseo ni un desfile. Cuentan con un guión que las distintas semanasantas de diversos lugares saben adaptar a sus peculiaridades
JAVIER BURRIEZA
Martes, 7 de abril 2020, 07:11
Este título que les propongo define lo que aporta el Martes Santo en la comprensión de nuestra Semana Santa. Dos procesiones, la del Encuentro entre Cristo y María, creada desde 1947 y con un escenario urbano magnífico, y la de la Peregrinación de la Promesa (de Silencio, añado yo). La primera supuso, desde los primeros momentos de los años noventa el punto de partida de la renovación y recuperación de un modo de «procesionar» (existe la palabra en la RAE): llevar, en este caso, los pasos sobre los hombros de los cofrades en unas «andas» dispuestas para tal efecto. De esta manera, la Semana Santa de Valladolid empezaba a superar la decadencia en el número de sus cofrades y que había provocado, a lo largo del siglo XIX y XX, que las andas fuesen sustituidas por las carrozas sobre ruedas. Esta recuperación, a algunos 'contemplantes' de procesiones, no les gusta demasiado. En esta cuestión yo debato 'con pasión'. Con llevar los pasos sobre las andas no se ha copiado ningún comportamiento de otros modos de hacer Semana Santa, foráneos a Valladolid. Se ha recuperado el «modo de proceder» auténtico que, además, permite en gran medida, una mejor conservación de la talla procesional, la otorga un comportamiento dramático más adecuado y propio y permite, por ser más lento su caminar, una meditación mayor del misterio, de los gestos teatrales del paso procesional. Las imágenes hablan. Lo importante es saber disponer de ese lenguaje de comprensión. Y eso ocurrió con la Virgen de las Angustias primero y después, con el Cristo camino del Calvario que alumbran los hermanos de la cofradía del Santísimo Cristo Despojado, en esta magnífica procesión del Encuentro en la Plaza de Santa Cruz. Después, todo ello se fue multiplicando para con otras tallas y momentos.
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'Caminar' y en silencio… Las procesiones no son ni un paseo, ni un desfile. Cuentan con un guión que las distintas semanasantas de diversos lugares saben adaptar a sus peculiaridades. Aquí lo llamamos la Peregrinación de la Promesa. Antes llegaba hasta el barrio de la Pilarica y en la actualidad lo hace en el Santuario Nacional de la Gran Promesa. Es el 'Cristo atado a la columna'», una imagen que plasmada en estampa regalamos al papa Francisco hace justo dos años y él se la guardó con esmero en su sotana blanca. Es el que recibe la promesa de silencio de sus cofrades, los antiguos 'Luises' y 'Kostkas' –los herederos de aquellas congregaciones marianas-, para sus procesiones y, especialmente, para la del Viernes Santo. Los devotos de este Cristo forzosamente tienen que ser gentes de silencio; los vallisoletanos estamos cómodos con el silencio; nuestra Semana Santa tiene la mitificación de ser silenciosa. Pero también debo subrayar que muchos sonidos nos conducen al silencio interior. Las esencias existen aunque debemos saber definirlas adecuadamente.

Martes de encuentro

Jota de la fuente. Pocos vallisoletanos quedan ya desde la última vez que se suspendieron todas las procesiones de Semana Santa de Valladolid. Corría el año 1936; han pasado 84 años y se ha vuelto a repetir el infortunio. Esta tarde, una de las procesiones con más empaque, seguimiento y buen hacer cofrade no estará en la Plaza Santa Cruz, frente a la fachada del Palacio rectoral, entre los colegios San José (Jesuitas) y Jesús y María (Carmelitas). El Cristo de La Luz, desde el interior, en su capilla, pedirá, bendecirá y velará por los cofrades del Cristo Despojado y su Camino del Calvario y los de Nuestra Señora de las Angustias. También lo harán sus imágenes titulares. No habrá acto, ni toques musicales, ni hermanas de devoción, las conocidas por aquí como 'Manolas', ni ese olor a incienso tan característico de esta tarde, una de las más importantes de la Semana Santa de Valladolid. El ritmo cadencioso, lento, que invita a la reflexión, la contemplación y la oración del encuentro de la Madre y su hijo camino de la Cruz volverá la próxima primavera.
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