Argüello pide que la lluvia deje «expresar plenamente» la espiritualidad de la Semana Santa en 2025

La lluvia caída por la mañana impidió a los vallisoletanos disfrutar de este encuentro en la Plaza Mayor. En su lugar, los fieles se tuvieron que conformar con la misa pascual, que sí que se pudo celebrar en la catedral, a las 11:00 horas. En ella, Argüello comparó la lluvia con el agua bautismal que lleva a los cristianos a la resurrección desde el nacimiento. Es un «símbolo vivo», reflexionó el prelado al referirse a Cristo muerto en la Cruz: «La lanza hirió su costado. Es el crucificado para siempre y hace de sus llagas un manantial de su misericordia y alegría».

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Víctor Vela

Ante la imagen de Jesus Resucitado, que sí fue alumbrada por su cofradía a la Catedral (gracias a un corto momento en el que dejó de llover), «y con el símbolo del Sepulcro Vacío en nuestro corazón y la alegría de la Madre de Jesús», en alusión a los otros dos conjuntos procesionales que por la lluvia no se trasladaron a la seo, Luis Argüello insistió en que «el agua ha sido noticia para nosotros: por el agua del bautismo que compartimos anoche en la Vigilia Pascual y por el agua venida del cielo que ha sido motivo de tristeza y de lágrimas», por lo que pidió a los asistentes: «Dejemos que el agua que brota del corazón de Jesús nos limpie y nos regenere».

«Acojamos esta dimensión de la Semana Santa de 2024», manifestó el arzobispo al lanzar al tiempo un mensaje a los presentes que llenaron la Catedral de acudir todos los domingos a la eucaristía «a participar del encuentro con el resucitado porque estamos llamados como Iglesia a vivirlo como María». Así, subrayó el arzobispo, «sintamos la llamada del Señor que nos hace de un espíritu de encuentro de la Iglesia con las iglesias, con la sociedad, entre las cofradías, entre las personas…».

Por último, Luis Argüello agradeció públicamente «por esta Semana Santa» a las cofradías vallisoletanas, así como a la Junta de Cofradías y a su presidente, destacando el esfuerzo de todas las parroquias y templos de la diócesis, tanto de la capital como de la provincia, para que «avive en nosotros el deseo de vivir nuestra vida cristiana». Además, pidió «desde ahora«, para que el año que viene »podamos expresar plenamente« la tradición y espiritualidad de Semana Santa. Por último, agradeció a los trabajadores públicos su labor para permitir el normal desarrollo de todo lo programado, de sus incidencias y ante una ciudad repleta que quiso vivir su fe y tradición religiosa y artística con la visita a las iglesias.