Un recorrido místico por las calles de Segovia

Un halo de solemnidad y devoción envolvió Segovia anoche con motivo de la procesión del Cristo de la Buena Muerte, que organiza la Junta de Cofradías, Hermandades y Feligresías de la Semana Santa de Segovia. El desfile dio comienzo a las ocho de la tarde frente al convento de San José, fundado por santa Teresa de Jesús, donde la comunidad de Madres Carmelitas Descalzas despidió con fervor la venerada imagen del Santo Cristo, una talla anónima del siglo XVII. Desde allí, el cortejo emprendió su camino hacia el convento de los Carmelitas Descalzos, en la alameda de la Fuencisla, lugar de profunda significación espiritual, pues en él reposan los restos de san Juan de la Cruz. El itinerario, cargado de simbolismo, conecta dos hitos del Carmelo reformado, tejiendo un puente entre la mística de santa Teresa y la poesía espiritual de san Juan.

La procesión recorrió el barrio de las Canonjías, cruzó la puerta de la Claustra, descendió por la calle del Pozo de la Nieve y salió de la ciudad amurallada por la puerta de Santiago, en dirección al barrio de San Marcos, a orillas del río Eresma.

Cientos de segovianos y visitantes se congregaron para acompañar el desfile, que se desarrolló bajo una constante amenaza de lluvia. Sin embargo, el cielo respetó el recorrido, permitiendo que la imagen del Cristo de la Buena Muerte avanzara entre cirios, rezos y el silencio reverente de los asistentes. La sobriedad del cortejo, iluminado por la tenue luz de las antorchas, resaltó la belleza austera de una procesión que invita a la reflexión y la fe.

Este cortejo, más allá de su carácter religioso, es un testimonio vivo de la identidad de Segovia, ciudad donde la historia, la fe y la cultura se entrelazan en cada esquina. La falta de lluvia, que en otros años ha desafiado la devoción de los cofrades, permitió que el acto se desarrollara en plenitud.

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