
Cofrades y vecinos del barrio de San José han expresado su enfado e indignación por el ataque vandálico que sufrió la procesión justo a la salida de la iglesia parroquial, en el inicio del recorrido penitencial de este Jueves Santo hacia la Catedral.
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Si ya los nervios estaban a flor de piel por la adversa meteorología, el estupor fue máximo cuando desde un bloque de viviendas de la calle Tomasa de la Iglesia se arrojaron dos huevos al séquito que acababa de empezar el desfile.
Uno de ellos rompió contra el suelo, pero el otro impactó en uno de los faroles que adornan y alumbran la carroza sobre la que portan la imagen del Calvario. Por fortuna, no hay daños materiales que lamentar, pero la indignación por este acto vandálico es notable, ya que el impacto podría haber ocasionado perjuicios más graves.
Los restos del huevo fueron descubiertos al limpiar el trono tras el traslado accidentado por la lluvia que hizo este Jueves Santo la cofradía, que portó hasta la Catedral las tres imágenes que aporta a la Procesión de los Pasos. A lo largo del itinerario, tuvieron que colocar unos plásticos sobre las tallas para protegerlas de la lluvia.
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