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La tarde y noche del Viernes Santo en Cuéllar estuvo marcada por la lluvia, lo que impidió que se desarrollase la tradicional procesión, aunque algunos pasos llegaron a salir a las calles, con la intención de, al menos, realizar un pequeño recorrido, lo que en muy pocos casos se logró.
Como es habitual, la procesión tenía su inicio previsto a las 20:30 horas, por lo que la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que sale desde el convento de Santa Clara, comienza el trayecto una hora antes. Así, a las 19:30 horas, la salida se produjo con normalidad, pero cuando los cofrades se disponían a colocar la cruz en los hombros de la talla, ya que sus dimensiones impiden la salida con ella ya situada, la lluvia comenzó a caer, primero con poca intensidad y fina, pero los asistentes a este acto comenzaron a abrir sus paraguas.
La cofradía decidió continuar, pero cuando apenas se habían recorrido unos metros, se decidió cubrir los estandartes y la imagen del Nazareno, momento en el que la lluvia comenzó a caer con gran intensidad, por lo que cofrades y público se resguardaron en el interior de la iglesia. Finalmente se decidió que la talla regresara al interior del templo y no salir en procesión.
La lluvia continuaba estando presente en Cuéllar, pero de forma intermitente, aunque con mucha fuerza en ocasiones, lo que hizo que las cofradías tomaran distintas decisiones cada pocos minutos. La idea de las imágenes que se guardan en San Esteban, como la Dolorosa Virgen de Los Cuchillos, era descender hasta la plaza Mayor, realizar el saludo al Cristo Yacente, y regresar de nuevo al templo. Pero cuando comenzaron el descenso, comenzó de nuevo la lluvia con intensidad, por lo que finalmente se optó por guardar las tallas.
Mientras tanto, El Calvario, que tiene salida en Santo Tomé, optó por realizar la procesión y esperar al encuentro en el cruce de San Francisco, aunque, debido a la lluvia, finalmente realizó un pequeño recorrido con sus imágenes hasta la plaza Mayor y la iglesia de San Miguel. Los últimos metros los realizó bajo una intensa lluvia, con el acompañamiento de su banda, que, tras varios años, volvía a contar con el sonido de las dulzainas entre sus filas, algo muy poco habitual en la Semana Santa.
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La intención del Cristo Yacente y Nuestra Señora de La Soledad fue avanzar hacia la plaza de San Francisco, realizar allí el habitual saludo entre ambas imágenes, y continuar unos metros de procesión para luego retirarse a sus templos. Sin embargo, el Cristo Yacente, con salida en San Miguel, apenas pudo avanzar unos metros en la plaza Mayor, cubierto con plásticos, pues la lluvia no cesaba. Ante esta situación, La Soledad decidió salir unos metros fuera de San Francisco, hasta la plaza de La Soledad, y realizar allí una oración, lo que tampoco se consiguió. La imagen salió portada en andas desde la nave del templo en la que se guarda, y antes de pasar por la puerta de la iglesia hacia el exterior, también se tuvo que retirar, debido a la lluvia, lo que hizo acompañada de su Agrupación Musical y sus cofrades.
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