
El silencio da paso el Martes Santo al Cristo de la Luz y a Nuestra Señora de la Sabiduría
El Patio de Escuelas volvió a ser testigo de la oración y la promesa de sentir la penitencia
Eva Cañas / Word
Salamanca
Martes, 27 de marzo 2018
Nadie aplaudió en la noche del Martes Santo. El silencio a las puertas de la Clerecía dio paso a los penitentes de la Hermandad Universitaria, cargando sobre uno de sus hombros una cruz de madera. En sus pies asomaban sus dedos en las sandalias de esparto que llevaban, signo de sencillez.
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Ese mismo silencio se vivió en el Patio de Escuelas, lejos del bullicio de lo cotidiano de una ciudad universitaria. Hace ochocientos años, todo cobró sentido con el nacimiento de una universidad en Salamanca que en el día de ayer recibió al bendición del Cristo de la Luz y de Nuestra Señora de la Sabiduría. De una Madre que clave su mirada sobre su Hijo, clavado en la Cruz.
Junto a la estatua de Fray Luis de León estaban las imágenes, rodeadas de las cruces de madera de los hermanos, a la espera de escuchar la oración que en esta ocasión leyó el capellán de la Universidad de Salamanca, Francisco Javier Herrero Hernández. Y dirigiéndose al Cristo de la Luz recordó que allí estaban junto a Él un grupo de universitarios de Salamanca y Valladolid (con la que están hermanados), «no somos muchos, pero traemos y representamos a todos: a los que te conocen y tratan, a los que nunca te conocieron y a los que te han olvidado».

Y en esas palabras que caían en una noche callada también se recordó que la Pasión y Muerte de Jesús, «fueron consecuencia inevitable de una vida dedicada a la defensa de la justicia y el amor a los hombres». Y también se habló de compromiso: «Que lo que ahora estamos escenificando, cargando cada uno con su cruz, no quede sólo en un gesto romántico y sentimental», añadió el capellán. Y tras la oración, tomó la palabra el consiliario de la Hermandad Universitaria,Jesús Jiménez, para dirigirse a los hermanos para su promesa de silencio:«Hermanos, para que la verdad hable dentro, para que la luz traspase la inteligencia, para que la sabiduría empape el corazón: ¿Prometéis el más absoluto silencio desde este momento hasta la conclusión de este acto», a lo que en el Patio de Escuelas se escuchó:«Sí, prometo». Y junto a esa promesa también estaba la de entregar la inteligencia a la meditación, ajenos a lo que ocurra en la calle, o vivir la procesión con auténtico sentido de penitencia.
El ‘Gaudeamus igitur’ se escuchó interpretado por la Banda de Música de Piedrahita a la salida del paso del Cristo de la Luz y de Nuestra Señora de la Sabiduría, a las puertas de la Clerecía, y por el coro de cámara del Casino de Salamanca en el Patio de Escuelas. En esta ocasión, junto a los doctores y profesores de la Universidad de Salamanca (vestidos con su birrete y toga del color que marcaba los estudios realizados), se encontraba el rector de la USAL, Ricardo Rivero.
Las imágenes de la Hermandad Universitaria llegaron al acto de la promesa de silencio bajo el sonido de ‘Mater mea’, y abandonaron el Patio de Escuelas con la ‘Marcha fúnebre de Chopin, mecidos por los hermanos de cara rumbo a Libreros.
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