No solo eran túnicas blancas las que portaban a hombros la figura de la Quinta Angustia. Los cofrades del Sepulcro de Palencia abrieron en la madrugada de este Jueves Santo las tandas de carga a compañeros de cofradías y, de esta forma, siete hermanos nazarenos ... se fundían, hombro con hombro, con los penitentes del Sepulcro.
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Partía la procesión de la capilla de la calle Lope de Vega y enfilaba en una dirección totalmente diferente a la de los últimos años. Se dirigía hacia el barrio de San Pablo, con el fin de ofrecer un homenaje a las personas mayores, simbolizadas en la resiencia de San Bernabé y San Antolín, cuya iglesia, situada junto al ábside de la Catedral, abrió sus puertas en torno a la 1 de la madruda, para que la imagen de la Quinta Angustia detuviese sus pasos.
Poemas y coro de canto gregoriano para un público especial, formado por algunas de las residentes y por el personal de asistencia sociosanitaria del centro de mayores. Los entornos, iluminados con velas que previamente habían repartido ente los asistentes los cofrades del Sepulcro.
Comenza el regreso a la capilla poco después, a la misma hora que los hermanos franciscanos de la Piedad recogían a la Virgen de los Ángeles y al Cristo Señor de la Buena Muerte en la iglesia de San Agustín, tras haber completado la procesión de Luz y Tinieblas.
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