La procesión de las vírgenes que honra a la mujer se vive de forma multitudinaria

La Virgen de la Soledad, que luce su tradicional manto negro de terciopelo en señal de duelo y sufrimiento, sigue siendo una de las que más devoción despiertan entre los palentinos, y así se pudo de nuevo constatar de nuevo ayer durante un desfile multitudinario, tanto o más si cabe que antes de la pandemia, auspiciado por una temperatura casi veraniega.

A la vez que unión de las cofradías arrojó el desfile, también cierto despiste entre el multitudinario público que arropó la procesión de las vírgenes. Hubo cambios en el itinerario, que partió del Palacio Provincial de la Diputación, con la incorporación de las cofradías de la Soledad de Paredes de Nava y Baltanás para acompañar a la de Palencia.

Los hermanos de la Soledad fueron recogiendo al resto de cofradías de la ciudad con sus imágenes de la Virgen a lo largo del recorrido, con incorporaciones en los Cuatro Cantones, en la Compañía y en puntos como el cruce con Barrio y Mier y Juan de Castilla, Doña Urraca o la plaza de León, punto desde el que ya la procesión, con todas las hermandades juntas, regresó por la Calle Mayor hasta San Francisco. A diferencia de años anteriores, se suprimió el acto de encuentro de todas las cofradías en la Plaza Mayor.

Entre las novedades, la imagen de la Virgen de los Siete Cuchillos del Santo Sepulcro estrenó andas y la Hermandad del Cristo de la Misericordia portó además de su Virgen, Nuestra Señora del Perdón, la cruz que va en la carroza de su Cristo, sola a hombros de los cofrades.