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El presidente de la Hermandad, Ricardo Fernández, entrega una placa de recuerdo al pregonero, Fernando Caballero. Marta Moras
Palencia

El pregonero remarca el «crecimiento espectacular» de la Semana Santa desde 1998

El periodista Fernando Caballero destaca las fortalezas del ciclo procesional y aboga por retomar la creación del museo

Jueves, 21 de marzo 2024, 22:54

«Concibo la vida cofrade como un conjunto de actividades, fundamentalmente religiosas pero también caritativas y sociales, que caminan hacia la celebración de la Semana Santa como la segunda fiesta mayor del cristianismo después de la Navidad –celebraciones que he citado por orden cronológico, no ... de importancia–, una celebración que se vive sobre todo en las calles a través de las procesiones, donde desfilan ceremoniosamente las cofradías y los pasos que representan la iconografía de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. La Semana Santa es una catequesis viva de fe y de arte, una manifestación de religiosidad popular cargada de devoción, intensidad y emoción, no solo por los hermanos cofrades sino también por los miles y miles de fieles que siguen con escrupuloso respeto las procesiones y los actos penitenciales. Esta celebración de la esperanza ha de vivirse con hondura, sinceridad y profunda fe apelando a las potentes raíces cristianas de nuestra sociedad». Así arrancó anoche en la iglesia de San Francisco el pregón de la Semana Santa el periodista Fernando Caballero Chacón, tras una vida profesional dedicada a El Norte de Castilla.

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«En la víspera de la celebración de la esperanza que es la Semana Santa, sean mis primeras palabras para agradecer a la Hermandad de Cofradías por proponerme como pregonero, y al obispo, don Mikel Garciandía Goñi, por ratificar el acuerdo. Una propuesta que me permite asistir a este acto a este lado del atril después de muchos años de vivirlo en el lado contrario, en un asiento cualquiera de la iglesia, con mi cuaderno y bolígrafo BIC en mano tomando las notas necesarias para trasladar las palabras y los mensajes de mis predecesores a la sociedad palentina a través de las páginas de El Norte de Castilla», destacó.

Recordó sus primeras Semanas Santas en Dueñas, sus primeros trabajos periodísticos acerca de la Semana Santa con El Norte de Castilla y recordó a todos los presidentes de la hermandad, a la vez que se significó con la cofradía del Santo Sepulcro, de la que es hermano junto a sus hijos Fernando y Ángela. Habló de la evolución y el crecimiento del ciclo procesional, que se ha traducido en la sucesión de reconocimientos oficiales de fiesta de interés turístico: regional (1998), nacional (2005) e internacional, en 2012.

«La devoción popular, las nueve cofradías, su importante número de hermanos (5.419 este año, aunque se ha producido un ligerísimo descenso, teniendo en cuenta que en 2011, ya con las nueve cofradías, había 5.537 cofrades en Palencia, 118 más), el desfile comunitario en todas las procesiones, las propias procesiones, los actos penitenciales y litúrgicos que las complementan, la llamada de hermanos, la calidad de los pasos y las singulares tradiciones, además del sonido largo, profundo y lastimero del tararú. La Semana Santa de Palencia actual se ha configurado a partir de la segunda mitad de la década de los noventa del siglo pasado: en el año 1995 había siete procesiones y en la actualidad se organizan 17; ese año desfilaron 23 pasos y ahora 40; ese año, en fin, existían siete cofradías y en estos momentos, dos más», detalló Fernando Caballero como fortalezas de la Semana Santa.

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Abogó por retomar la idea del Museo de la Semana Santa, planteado por el fallecido Cayo de Juan hace 24 años. «El conjunto de las cofradías palentinas disponen de un patrimonio digno de ser mostrado al público más allá del ciclo penitencial de la Semana Santa: pasos procesionales de gran valor estético y artístico y otras imágenes que no procesionan –con la excepción de los titulares que se veneran en las iglesias y capillas–, documentación histórica, orfebrería, revestimientos litúrgicos, obras de arte –entre las que hay que destacar la colección de cuadros de artistas palentinos que han dado lugar a los carteles de los últimos diez años–, fotografías premiadas en los concursos convocados por la Hermandad, objetos curiosos que tienen un interés singular», enumeró el pregonero como razones para el museo.

En cuanto al ciclo penitencial, Fernando Caballero clasificó las procesiones en dos tipos: históricas y de oración. «Las primeras, que suman nueve, son las que se ajustan al relato evangélico de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, y las de oración, las ocho restantes, son los desfiles, en su mayoría introducidos en las últimas tres décadas, que invitan a un encuentro reflexivo y orante con el sufrimiento del Mesías a través de la palabra, de la oración personal y colectiva y de las imágenes artísticas. Esta es la esencia y fundamento de la Semana Santa: la expresión en las calles y en los templos del Misterio Pascual y el diálogo entre Dios y los hombres para glorificarle, implorar su perdón y solicitarle su intercesión y ayuda». Antes de perfilar cada una de las 17 procesiones y los tres actos penitenciales, remarcó el pregonero que el ciclo penitencial palentino cumple esta doble condición. «Y esta encomienda recae en las nueve hermandades que recuerdan y veneran, a través de sus pasos, los más importantes momentos de la Pasión. Ser cofrade significa un acto de fe y de caridad, y es un vínculo de lo humano y de lo divino. Ser cofrade es una gozosa experiencia personal, pero también es un encuentro espiritual con el hijo de Dios que sufre en la Cruz y con su madre la Virgen que vive angustiada este sufrimiento que asume el Mesías para salvar al hombre del pecado, la destrucción y la ruina moral en que se ha visto envuelta, históricamente, la sociedad», dijo.

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Después de ofrecer un guión personal procesión por procesión, Fernando Caballero apeló de nuevo a la liturgia, penitencia, devoción, misericordia, perdón, rigor, orden, solemnidad, simbolismo, arte y belleza de la Semana Santa. «La debemos afrontar con el mayor esplendor y con el anhelo claro que tenemos de fe, consuelo y esperanza», concluyó con un agradecimiento al auditorio congregado en la iglesia de San Francisco.

Tras el pregón, la Hermandad hizo entrega de una placa conmemorativa a Fernando Caballero, que dio la palabra a los representantes institucionales. Tanto el consejero de Economía, Carlos Fernández Carriedo, como la presidenta de la Diputación, Ángeles Armisén; la alcaldesa, Miriam Andrés, y el obispo, Mikel Garciandía, hicieron hincapié en los valores tradicionales de la Semana Santa palentina, como la sobriedad, el silencio y la solemnidad.

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