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Los cofrades agitan las palmas al paso de 'la borriquilla'.

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Los cofrades agitan las palmas al paso de 'la borriquilla'. Manuel Brágimo
Semana Santa

Palencia mantiene viva la devoción por 'la borriquilla'

Las calles se abarrotan de público para disfrutar de la más entrañable de las procesiones, en la que los niños tienen un especial protagonismo

Domingo, 24 de marzo 2024, 21:21

La algarabía detrás de 'la borriquilla' era total. Después de casi tres horas de procesión los numerosos niños que desfilaban tras la imagen triunfante de Jesús estaban ya totalmente alborotados y los hermanos del Sepulcro, así como algún profesor que acompañaba a los pequeños, no podían hacer nada para tranquilizarlos.

Ni siquiera, la presencia muy próxima del nuevo obispo, Mikel Garciandía, que participaba en su primera procesión en Palencia, tocado con su llamativa mitra. Pero era precisamente a él a quien menos parecía inquietarle el bullicio de los pequeños. Lo decía claramente. «Así debían estar los que recibieron a Jesús en Jerusalén», comentaba a los sacerdotes y canónigos de la Catedral que le acompañaban en este desfile, casi más festivo que penitencial, del Domingo de Ramos.

Porque si algo tiene esta procesión de la Entrada de Jesús en Jerusalén es precisamente esa cercanía a los más pequeños, que se percibe fácilmente con una simple mirada a los cuadros de las cofradías participantes. Buena parte de los hermanos que desfilan con las palmas doradas son niños, que van conociendo poco a poco en este desfile la dureza de lo que realmente supone participar en una procesión penitencial. Porque aunque sean cientos los niños que desfilan, las más de tres horas de duración deben soportarlas también estoicamente, como los adultos, en una ocasiones con frío, en otras, como ayer, bajo un agradable sol de primavera, que en algunos momentos incluos apretaba más de lo deseada, especialmente durante el acto final de despedida en la Plaza Mayor.

Y esa presencia destacada de los niños se apreciaba también en los pequeños invitados que caminaban detrás de 'la borriquilla', ajenos a la cofradía y procedentes de colegios que habían decidido aceptar la invitación realizada por los cofrades del Santo Sepulcro, organizadores de la procesión. Asimismo, en la Plaza Mayor, la pequeña Enma, ganadora de un concurso de redacción dedicado a 'la borriquilla' pudo leer su texto ante una Plaza Mayor expectante.

La procesión partió, como en años anteriores, de la plaza de la Inmaculada, adonde habían ido confluyendo las nueve hermandades palentinas. Dispuestas por orden de antigüedad, las cofradías esperaban bajo el sol el anuncio de salida, mientras en el interior de la Catedral se celebraba la misa dominical.

La imagen de todos los cuadros formados, majestuosa, incluso más de lo esperado, puesto que la procesión coincidía en horario con el partido de baloncesto del Zunder Palencia contra el Real Madrid, una cita para muchos palentinos ineludible, por lo que las ausencias anunciadas de cofrades no eran pocas.

Cinco mil butacas ocupadas en el Pabellón municipal conllevaba con seguridad un notable descenso de la participación, que finalmente no fue tanto. El número de cofrades que vistieron la túnica en la mañana del Domingo de Ramos no tuvo realmente que envidiar demasiado a años anteriores, con algunos cuadros inmensos, como el de la Vera Cruz, con muchos más de doscientos hermanos, o el de los nazarenos, también inacabable. Sí se apreció, sin embargo, en la participación en la cofradía del Santo Sepulcro, sensiblemente mermada frente a años anteriores, a pesar de tratarse de los organizadores. «Debe haber muchos socios del Zunder en el Sepulcro», bromeaban los propios hermanos.

Pero ni aun así, la imagen de una interminable procesión era magnífica. Mientras la cola cruzaba la Calle Mayor por los Cuatro Cantones, el cortejo avanzaba hasta San Lázaro y se encaminaba por Mujer Palentina, Empedrada y San Bernardo, con una cabeza que se asomaba de nuevo a la Calle Mayor.

Y tampoco se echó de menos al público, muy presente durante todo el recorrido, de filas apretadas a lo largo de las principales calles del centro, especialmente durante la primera parte, y con zonas otros años casi vacías, como las calles de La Puebla, este año completamente llenas.

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