El Crucificado emociona en Palencia cuatro años después

Despúes, llegó la pandemia de la covid y los desfiles penitenciales se vieron suspendidos aurane los dos años siguientes. Se levantaron ya todas las restricciones el pasado año, pero tampoco pudo celebrarse la procesión del Lunes Santo, la lluvia aconsejó prudencia y únicamente se paseó la imagen durante unos minutos por la plaza de San Francisco, a escasos metros de la iglesia en la que se conserva durante el resto del año la magnífica imagen del Crucificado.

Pero por fin, al cuarto año, los esfuerzos de los 'kotskas' o los 'luises', como popularmente se conoce a los hermanos de Jesús Crucificado, lograron ayer sacar la imagen a las calles de Palencia, y lo hicieron, la verdad sea dicha, por todo lo alto, con un gran acompañamiento de cofrades de otras hermandades y también con un más que notable presencia de público a lo largo del recorrido, especialmente en aquellos puntos en los que se había previsto la lectura de las oraciones por las Cinco Llagas, que dan nombre a la procesión.

Se varió mínimamente el programa y el saludo inicial a la Virgen de la Soledad se transformó en la lectura de la Primera Llaga, para celebra la segunda en San Agustín, ante la Piedad; la tercera y la cuarta en la plaza de San Pablo, ante la iglesia y la capilla de los Nazarenos y la quinta, ya en el momento final, ante la imagen de Nuestra Madre Dolorosa, en la plaza de San Francisco.

El arranque de la procesión concitó un año más una gran expectación, ya que se repitió el tradicional acto de la vestición, en el que los cofrades van mostrado al público todos los elementos que componen su atuendo, desde la túnica y el capillo, a los guantes, el cíngulo, la medalla o la capa. Después de este acto, los sones de la banda de la Santísima Trinidad anunciaron el comienzo del desfile, que tuvo su primera parada a los pocos pasos, ante las puertas de la capilla de la Soledad, en donde ya comenzaron darse los relevos de cargadores, ante el masivo ofrecimiento de ayuda recibido.