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Cientos de palmas reciben a la 'borriquilla' en la Plaza MayorExtraño clima. Helador por momentos y abrasador a los pocos minutos. Frío intenso el que se pasaba en el interior de la Catedral durante la prolongada misa solemne, mientras en la plaza de la Inmaculada, a solo unos pocos metros, los cofrades sufrían al sol ... y los más pequeños buscaban el cobijo de las capas de sus padres y acompañantes a modo de improvisadas sombrillas. Y entre el público, parecido, rincones, como la plaza de Isabel la Católica, junto a la Compañía, en el que se agradecía cualquier tipo de abrigo, mientras que en San Lázaro, a pleno sol, sobraba todo. Pero, en el fondo, a nadie parecía importarle, porque las calles estaban llenas para disfrutar del paso de la primera de las grandes procesiones de la Semana Santa, la Entrada de Jesús en Jerusalén, mucho más conocida como la 'borriquilla'.
Y un año más, el protagonismo del desfile lo tuvieron los más pequeños, que plagaban las hileras de cofrades, mucho más nutridas que en los días precdentes, en los que se vivieron las procesiones proparatorias de la Sentencia y de Piedad y Reconciliación, que prácticamente estuvieron únicamente participadas por sus propias hermandades organizadoras, con escasa presencia de acompañantes de otras cofradías.
Así que verdaderamente se pudo apreciar ese espectáculo multicolor que caracteriza al a Semana Santa de Palencia, en el que todos se acompañan a todos, y que fue una de las cartas determinantes para la concesiónde la declaración de interés turístico internacional.
Y aunque no fueran las cofradías organizadoras, quienes verdaderamente mostraron músculo en la procesión matinal del Domingo de Ramos fueron los nazarenos y los hermandos de la Vera Cruz, que presentaron cuadros con cientos de penitentes, con hileras plagadas de niños, mostrando verdaderamente cuáles son las hermandades palentinas que atesoran mayor número de integrantes.
Aunque ninguna se quedó escasa, porque la Entrada de Jesús en Jerusalén, a pesar de que es una de las dos procesiones en las que se desfila con la cara descubierta –la otra es la del Encuentro del Domingo de Resurrección–, sigue siendo una de las de mayor tradición y también de las que más hondo se llevan, puesto que es el desfile que se ha vivido con más intensidad desde la primera infancia.
La procesión tuvo además algunos aspectos sorprendentes, como el acompañamiento por parte de la banda del Cristo de la Misericordia a la imagen de la 'borriquilla' en el traslado inicial hasta al Catedral. En ese punto, se unió a su propia cofradía para encabezar posteriormente el desfile.
Los cofrades del Sepulcro mantuvieron este año el mismo recorrido que se planteó en la pasada Semana Santa, cuando sí se introdujo un cambio sustancial en la procesión del Domingo de Ramos. Hasta ese momento, la despedida, punto culminante del desfile, se celebraba en la calle Lope de Vega, en donde se encuentra la sede de la cofradía del Santo Sepulcro. Sin embargo, el pasado año, para dar un mayor realce y vistosidad a la celebración del acto de despedida se acordó que se desarrollase en la Plaza Mayor, como volvió ayer a repetirse.
Esta decisión resultó un acierto, puesto que permite disfrutar del acto final de la procesión a un número mucho mayor de personas, debido a la amplitud de la Plaza Mayor, en contraste con lo estrecha que resulta la calle Lope de Vega.
Así, las numerosas personas que se congregaban en la Plaza Mayor pudieron disfrutar del espectáculo de centenares de cofrades agitando las palmas al paso de la 'borriquilla' en la particular conmemoración palentina de la entrada de Jesús a Jerusalén, cuando los judíos le recibieron con el batir de palmas y ramos de olivo.
Ya en la Plaza Mayor, un acto de despedida, con discursos plagados de esencia y detalles del modo de vivir de los palentinos, que, si bien, fueron el colofón perfecto para la mañana, también es cierto que se alargaron durante demasiado tiempo para unos cofrades que después de casi tres horas de procesión seguín esperando con el sol a plomo.
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