fernando caballero
Viernes, 14 de abril 2017, 21:30
El Viernes Santo está dividido entre los nazarenos y los del Sepulcro. Los primeros organizan la procesión de la madrugada y de la mañana, mientras que los segundos escenifican el descendimiento de la cruz y el entierro.
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La función del descendimiento se recuperó en 2003 con una Cristo articulado de Miguel Ángel Rojo. El acto, que se celebra en la plaza de la Inmaculada, se desarrolla con un ritmo lento, pausado, protagonizada por doce hermanos del Santo Sepulcro revestidos con un hábito que recuerda a los monjes franciscanos bajo cuya estela se desarrolló una función similar en el siglo XVII.
Con fondo de música sacra y explicaciones de los diferentes símbolos del acto, los hermanos del Sepulcro retiran de la cruz el cartel con las palabras INRI, la corona de espinas, los clavos de las manos y los de los pies, todo ello en un ambiente de recogimiento y silencio que fue seguido por cientos de personas.
Tras el acto, comenzó la procesión del Santo Entierro, en la que desfilaron los pasos del Cristo del Perdón, Jesús Crucificado y Nuestra Madre Dolorosa, Cristo de la Misericordia, el Calvario, el Descendimiento, la Virgen de la Piedad, la Virgen de la Soledad, el Santo Sepulcro y la Virgen de los Siete Dolores, todos ellos arropados por las cofradías palentinas.
Esta es la última gran procesión que se celebra en Palencia.
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