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Los cofrades de la Vera Cruz comienzan el descenso desde el Cristo.
Encuentro en el Cristo del Otero

Encuentro en el Cristo del Otero

La icónica escultura del Victorio Macho comparte protagonismo con el Crucificado y la Virgen preside el final del rosario vespertino

El norte

Domingo, 9 de abril 2017, 22:46

El esplendor matinal de la procesión de La Borriquilla ha dado lugar por la tarde al recogimiento y a la oración que significa el Santo Rosario del Dolor, procesión organizada por la cofradía de la Vera Cruz. Los cofrades desfilaron con capirote en un recorrido que llegó al Cristo del Otero, donde se produjo el encuentro de la Virgen del Dolor, representada por una discreta talla de autor anónimo del siglo XIX, y el Santísimo Cristo de la Vera Cruz, un dramático crucificado del siglo XV, también de autor anónimo, bajo la atenta mirada desde la altura del imponente y moderno Sagrado Corazón de Jesús, de Victorio Macho.

La procesión arrancó del templo de San Pablo con el objetivo de ofrecer un marco penitencial para rezar el rosario, en concreto los cinco misterios dolorosos, que tratan sobre la pasión y muerte de Jesús y representan los momentos de la agonía del Señor en el huerto de Getsemaní, los azotes recibidos por Jesucristo, la coronación de espinas, Jesucristo con la cruz a cuestas y Jesús crucificado. Dos de los misterios se rezaron frente a la iglesia de Santa María Estela, otros dos en la San Ignacio y Santa Inés y el quinto, a los pies del Cristo del Otero, junto a la puerta del Centro de Interpretación de Victorio Macho. Al término del quinto misterio se cantó la Salve.

El rezo del último misterio doloroso se desarrolló con las imágenes de la procesión enfrentadas y bailadas por los cofrades, en un espacio reservado, restringida la presencia de público a esta zona.

La procesión comenzó a las 19:00 horas dos horas antes de que el sol se pusiera, y es que las velas que lucen en el descenso del cerro del Otero (fueron repartidas entre los cofrades en la última curva antes de llegar al Centro de Interpretación) otorgan una particular estampa a este desfile, en el que se nota diferencia en cuanto a la luz en los años en los que la Semana Santa se celebra antes del cambio de hora. El cruce del paso subterráneo de la estación que conduce a la avenida de Santander supone un momento delicado, pues las imágenes tienen que ser rebajadas por la altura, lo que implica cierta pericia de los cofrades que las llevan en andas.

La procesión del Rosario del Dolor tiene una tradición centenaria, ya que su origen se encuentra en 1588 con motivo de la procesión de disciplina y penitencia que se organizó para pedir por la Armada Invencible que combatió contra Gran Bretaña, aunque se dejó de celebrar en 1957 y se recuperó en 1999.

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