El Cristo de la Clemencia volvió a recorrer en Martes Santo las calles de Medina de Rioseco ante cientos de vecinos y visitantes en una noche en la que la lluvia de la tarde dio paso al frío. En su salida, a las diez de ... la noche, desde la iglesia de Santiago, una vez más la altura de la cruz provocó que los doce cofrades de la hermandad tuvieran que esforzarse para que el paso pudiera pasar bajo el dintel de la puerta, en medio de los aplausos de todos los presentes. Una salida que presenciaron el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y el presidente de la Diputación de Valladolid, Conrado Íscar, que horas antes llegaron a la localidad para visitar los pasos procesionales que estos días saldrán a las calles de la Ciudad de los Almirantes. Acompañados de la corporación municipal y miembros de la Junta de Semana Santa, con la presencia de los presidentes y mayordomos de la cofradías, primero visitaron los de la iglesia de Santiago, que corresponden al Jueves Santo, para más tarde pasar por la iglesia de Santa María y la Capilla de los Pasos Grandes para acercarse a los del Viernes Santo y Domingo de Resurrección, antes de que participaran de la recepción y desfile de gremios anteriores a la procesión.
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Antes de que comenzara la procesión, el joven sacerdote Alberto Rodríguez, en su primera Semana Santa como párroco de la localidad, recordó a los cofrades que «llevamos el peso de la Cristiandad». Además, la cofrade Loreto Fuentes, ante el paso, pronunció una breve y sentida oración durante la que expresó «te deseo como fin último, te aclamo como bienhechor constante, te invoco defensor favorable, guíame con tu sabiduría, consérvame con tu justicia, consuélame con tu clemencia».
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Tras la salida de la iglesia, el Cristo de la Clemencia, con el acompañamiento de la banda que lleva su mismo nombre, recorrió las principales calles riosecanas portado a hombros hasta llegar al corro de San Miguel, desde donde entró, de nuevo con gran esfuerzo de los cofrades, a la iglesia de Santa María. A continuación, el paso salió por la puerta principal de la iglesia al corro de Santa María, desde donde la procesión llegó a la iglesia de Santiago para finalizar con un nuevo esfuerzo de los cofrades.
El protagonista de esta procesión volvió a ser el Cristo de la Clemencia, que brilló con luz propia entre las estrechas calles riosecanas, en especial a su sereno paso por la calle Mayor. Se trata de una talla que realizó el escultor riosecano Pedro de Bolduque en 1593, con marcada influencia de Juan de Juni, como remate del retablo mayor de la iglesia de Santiago, el anterior al actual. De serena expresión, ojos semicerrados, boca entreabierta y acertadas proporciones, la talla se caracteriza por una anatomía vigorosa, músculos en tensión y barbas y cabellos ondulados. Esta procesión se empezó a realizar en el año 2010, al tiempo que se fundó una cofradía con el mismo nombre que este crucificado.
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Esta tarde, desde las 19.30 horas, tendrá lugar el popular Vía Crucis, en el que será portado a hombros, sin andas, por cofrades de distintas hermandades, el Cristo del Amparo, de principios del siglo XVII, que a media procesión se encontrará, por primera vez, con La Dolorosa en la Plaza Mayor.
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