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La procesión avanza con lentitud por la calle Mediana. Un crucificado, sin andas, es portado a hombros. Es el Cristo del Amparo, que cada Miércoles Santo recorre las calles de Medina de Rioseco en un solemne y devoto vía crucis. Solo el rezo de los fieles, que siguen al crucificado, rompe el silencio que inunda cada rincón del municipio. Delante caminan cofrades con túnicas moradas, blancas y negras, de terciopelo, paño castellano o tergal. Unos portan un farol, mientras otros hacen lo propio con cruces de madera que, en cada estación, las van cogiendo de las calles por las que discurre el vía crucis, el camino de la cruz.
Esta misma escena volvió a repetirse este miércoles en el vía crucis, que data de 1940 y desde su principio ha protagonizado el Cristo del Amparo, una talla gótica de principios del siglo XVI en el que destaca su rictus, de gran expresividad, con los ojos entreabiertos, mostrando la dentadura, y el pecho y las costillas muy marcados.
Cuando la tarde comenzó a caer partió, desde la iglesia de Santa María, el Cristo del Amparo, seguido del párroco riosecano, Juan Carlos Fraile, junto a las autoridades municipales, con la presencia del alcalde, David Esteban, y representantes de la Junta de Cofradías. A todos ellos los acompañaron cientos de vecinos, que siguieron con devoción la procesión participando con sus rezos y cánticos. Las estaciones fueron leídas, de forma espontánea, por algún vecino, pero también por algunos de los miembros de la Corporación municipal o de la Junta de Cofradías.
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Uno de los momentos más emotivos de la tarde se produjo cuando la procesión llegó a la iglesia de Santiago. Era la cuarta estación: Jesús se encuentra con su Madre. Entonces, el Cristo del Amparo se encuentra con su Madre, representada de forma magistral en la bella imagen del paso de La Dolorosa, que los hermanos, vistiendo sus túnicas de terciopelo morado, portaron a hombros durante el breve encuentro. En este momento se rezó la Salve, que rompió el tremendo silencio existente.
Como principal novedad, este año el encuentro tuvo lugar en la puerta principal de la iglesia de Santiago, ya que hasta entonces se hacía frente a la fachada de la entrada sur. La decisión fue tomada ya en 2020 por la anterior directiva de la Junta de Semana Santa, aunque por las suspensiones provocadas por la pandemia no se había llevado a cabo, según explicó su actual presidente, Antonio Herrera, quien justificó el cambio «con el fin de dar más realce a este encuentro, a la que vez de que sean muchas más las personas que presencien el momento al ser un espacio más abierto».
Desde los orígenes de este vía crucis, se celebró el encuentro del Cristo del Amparo con el paso de la Virgen Dolorosa, que años después dejó de realizarse junto a la instalación de cruces por la calle, y que la Junta de Semana Santa recuperaba en 2001.
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