![El sonido roto de los tambores del Calvario resonaron en el centro de Medina del Campo](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/pre2017/multimedia/noticias/201603/24/media/cortadas/calvario-medina--575x323.jpg)
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Patricia González
Jueves, 24 de marzo 2016, 10:07
Llegó apresurada al templo de los Padres Carmelitas, donde con mucho cuidado saco de una bolsa el hábito, la medalla, el capirote blanco y el cordón. Mientras que se vestía unos niños pequeños, miraban con admiración, cómo Rosana Coca cogía entre sus manos la trompeta con la que minutos más tarde interpretaría la marcha Real para dar inicio a una de las procesiones más populares de Medina del Campo. «Acabo de salir de trabajar y vengo corriendo porque no puedo faltar ya que para los vecinos de Santo Tomás y para los cofrades del Calvario esta procesión es una de las cosas más importantes del año» aseguró la joven de 31 años, que desde 14 acude religiosamente a la llamada de sus hermanos para «ayudar en lo que haga falta».
Se unió a esta cofradía, al igual que otros muchos vecinos de Santo Tomás, porque «tenemos una devoción muy grande al Cristo que procesionamos. Es el Cristo del barrio. Todos lo tenemos un respeto y un sentimiento que no puedo explicar» comentó la medinense mientras en la distancia y con ojos vidriosos miraba como la imagen del Santísimo Cristo Crucificado (Francisco del Rincón, siglo XVI) presidía uno de los laterales próximos al altar mayor.
Esos mismo ojos vidriosos son los que también mostró María Jesús Fernández, quien no pudo reprimir emocionarse al hablar del sentimiento que tiene por este crucificado. «No puedo explicar lo que significa para nosotros y para todo el barrio en general ya que es nuestro Cristo, al que acudimos cuando tenemos que darle las gracias o al que rezamos cuando andan un poco mal las cosas» aseguró Fernández, quien hace cinco años decidió unirse a esta compañía, animada por sus hijos.
Cambio de sede
A pesar de la emoción -«llevamos todo el año ensayando y preparándonos para este momento»- los cofrades del Calvario, desfilaron ayer con tristeza ya que las obras de la calle Valladolid (vía en la que se sitúa el templo de Santo Tomás) imposibilitó que los vecinos del distrito más poblado de la localidad pudieran disfrutar de su procesión.
«Este año no ha podido ser y la verdad es que tenemos una pena muy grande ya que es nuestra procesión, la procesión del barrio, pero para que la calle pueda estar en condiciones primero lo tienen que arreglar» comentaron tanto Fernández como Coca. Este mismo sentir es el que mostró el presidente de la Cofradía, Santiago Salgado. «Hemos estado intentando hasta el último momento poder realizar la procesión por el barrio, pero finalmente ha sido imposible». Tras dar muchas vueltas y buscar itinerarios alternativo, los miembros de la compañía del Calvario -como los calificó el párroco del barrio- no tuvieron más remedio que modificar todo su desfile. «Será una procesión diferente que al pasar por todo el centro de Medina del Campo podrá ser vista por más gente que de manera habitual no sube hasta Santo Tomás», explicó el presidente de la cofradía, para a continuación señalar que «en el recorrido llegaremos hasta el inicio de la calle Valladolid. No es mucho pero es la única opción que teníamos. De esta forma los vecinos podrán disfrutar del Cristo».
Tras realizar el primer misterio en el templo de los Carmelitas, la talla del que es considerado el maestro de Gregorio Fernández recorrió las calles más emblemáticas del municipio como Padilla o Almirante. Durante todo el trayecto, los cofrades interpretaron un total de nueve marchas como Señora de Sevilla y en los misterios el sonido roto de un tambor volvió a poner de manifiesto el sentido de austeridad que caracteriza los ocho días de pasión medinenses.
Las estaciones
Pasadas las once de la noche el municipio volvió acompañar, un año más, al Cristo del Vía Crucis (anónimo, siglo XVI) que recorrió las 14 estaciones en las que miles y miles de medinenses recordaron el camino de los pasos de la pasión de Jesús. Sentenciado a muerte. «Para nosotros el Vía Crucis junto a la procesión del Sacrificio son los desfiles más importantes y en los que más sentimientos tenemos», aseguró el presidente de la Cofradía del Descendimiento, Francisco Torre Manzano. El solemne silencio, roto por el rezo de las estaciones y los cánticos penitenciales fueron el punto de inflexión de la última procesión que se celebró ayer en Medina del Campo.
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