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Plaza de Zamarramala. Antonio Tanarro

Zamarramala, un barrio «generoso» con Segovia

Los vecinos critican la falta de determinados servicios pese a que acogen instalaciones como el vertedero que no querían en otras zonas de la ciudad

Laura Lopez

Segovia

Lunes, 7 de junio 2021, 11:24

«El barrio de Zamarramala siempre ha sido generosísimo con Segovia: Todos los servicios municipales que molestan a otros barrios, los tenemos en Zamarramala». Esta es una de las reflexiones que hace la presidenta de la asociación de Vecinos 'Pinilla' de Zamarramala, Teresa de Andrés. Se refiere al matadero municipal, el vertedero y la escombrera que, aunque ya está sellado, «durante muchísimos años» les hizo sufrir «lo indecible», junto a un punto limpio, parte de la depuradora y el crematorio». Considera la portavoz que este barrio siempre ha acogido «lo que el resto no quiere» y nunca se han quejado, sino que lo han aceptado: «Pero a cambio, pedimos cosas, y no nos hacen nada», lamenta De Andrés.

La incorporación de Zamarramala a la ciudad de Segovia se remonta al año 1969, cuando era gobernador civil Adolfo Suárez. Después de más de cincuenta años, el veredicto es similar al de otros barrios incorporados, como Madrona: «No hemos ganado nada», asegura Teresa de Andrés. Más bien al contrario, en opinión de la representante de la asociación, que ve cómo otros núcleos como La Lastrilla se extienden, parece que sin límites, mientras en Zamarramala han tenido que conformarse con un plan urbanístico que llegó «tarde» y no les ha dejado crecer tanto.

Acceso al cementerio de Zamarramala. Antonio Tanarro

Además de estas limitaciones, los habitantes del vecindario coinciden en que, a pesar de pagan los mismos impuestos que «los que viven en la Plaza Mayor de Segovia», no tienen, «ni de lejos», los mismos servicios. Esto repercute en el estado del barrio, sobre todo en lo que tiene que ver con sus calles y aceras, en algunos casos inexistentes.

A pesar de lo que el papel dicte, Teresa de Andrés atestigua que, al menos los que son autóctonos de allí, siguen refiriéndose a Zamarramala como su pueblo. En él hay unas 600 personas censadas, aunque la asociación cree que en realidad viven algunos más. Desde hace unos años, han llegado muchas personas jóvenes a las nuevas urbanizaciones que se han construido y que se siguen haciendo, lo que ha reducido considerablemente la edad media del barrio y, sobre todo, han llenado el barrio de niños.

En el último año y medio, el impacto de la pandemia ha sido «fatal» en Zamarramala, según explica la presidenta de la asociación de vecinos, porque ha habido muchos contagios, pero «gracias a Dios» muchos lo superaron y no han tenido que lamentar muchas pérdidas. Calculan que unas seis o siete personas del barrio han fallecido desde que comenzó la crisis.

Lo que también se ha llevado el coronavirus es la posibilidad de celebrar la emblemática festividad de Santa Águeda este año. Por lo menos este barrio puede presumir de haber sido escenario de una de las últimas fiestas que se celebraron en 2020. «Yo digo que Santa Águeda nos puso su manto encima, porque en esas fechas ya debía estar la covid por aquí y, gracias a Dios, hicimos la fiesta y no nos infectamos», opina Teresa de Andrés. Este 2021 han afrontado esta limitación «con mucha pena, pero con responsabilidad»: «Ya vendrán tiempos mejores, yo espero y deseo que en 2022 lo podamos celebrar perfectamente», señala la representante de los vecinos.

El estado del barrio

Calles sin asfaltar y falta de aceras

El estado del barrio es calificado por la presidenta de la asociación con una valoración «bajísima, muy baja» y en este sentido comparte el sentir de otros barrios incorporados: «Estamos abandonados, no estamos conformes en absoluto con cómo se nos está tratando», señala.

Una de las cosas que más quejas levantan entre los vecinos es que hay muchas calles del barrio que están sin asfaltar, y muchas no tienen aceras. «En la calle principal no tenemos aceras, llevamos años pidiéndolo y no nos hacen caso», lamenta la portavoz. Según ha comentado, las explicaciones que han obtenido por parte del Ayuntamiento hasta ahora es que se trataría de «una obra mayor», pero en la asociación se quejan de que, bajo esa tesis, el problema podría durar «toda la vida».

«Mi madre, que es mayor, o yo misma, no puedo ir por la acera, como no sean los niños saltando… Y si vas por la calzada te mata un coche, es de tercer mundo, llevamos años, años y años…», relata Teresa de Andrés. «Luego hay muchas calles sin asfaltar, que son de tierra, y cuando llueve se llenan de barro», añade.

Una de las calles principales de Zamarramala sin aceras. Antonio Tanarro

Según ha informado el concejal de Obras, Miguel Merino, en una última reunión que mantuvo su equipo con la asociación de vecinos, se comprometió a «valorar económicamente» estas mejoras. «Vamos intentando consolidar cascos en función de muchos parámetros», explica, antes de referirse a las obras de pavimentación y saneamiento del Camino de la Huerta, en San Lorenzo, que comienzan mañana.

En un ejercicio de «equilibrio y de eficacia financiera», el Ayuntamiento destina recursos donde más «impacto y repercusión» tiene, razón por la que en las zonas deshabitadas a menudo resultan las menos prioritarias. Sobre la situación de Zamarramala, que se ha alargado tanto en el tiempo, Merino ha explicado, sin saber si es el caso que en zonas periféricas como esta a menudo hay vías que parecen ser calles porque se ha construido como si lo fueran, pero no se trata de terreno fuera de ordenación, o incluso que pasan por fincas privadas, escenario que retrasa el proceso o incluso impide al Consistorio actuar.

Falta de servicios

Limpieza a cargo de los propios vecinos

Otro de los lamentos del barrio es la cuestión de la limpieza, pues según denuncian en la asociación, esta depende del civismo de los vecinos y no del servicio municipal. «Aquí viene un barrendero muy de vez en cuando», asegura de Andrés: «Yo estoy admirada de lo cívica que es Zamarramala, no tiramos papeles al suelo, cada uno barremos nuestro trozo de calle… Zamarramala está limpio porque el pueblo es limpio y cívico, porque aquí nadie viene a barrernos», asegura. Para la asociación de vecinos, lo mejor sería tener a un empleado del Ayuntamiento que se dedicara en exclusiva al barrio, tanto del mantenimiento como de su limpieza. Actualmente hay un alguacil al que pueden llamar, pero tiene que repartir su tiempo entre varios barrios y acaba siendo más un «coordinador» al que avisar cuando algo está mal que un trabajador que realmente cuida de Zamarramala.

El transporte

Sin autobús en la parte inferior del barrio

En la cuestión del transporte, el barrio se divide. En Zamarramala de Arriba están «encantados» con la línea de autobús urbana que cada hora sale a Segovia. «Aunque la mayoría tenemos coches, se utiliza bastante», explica la presidenta. Sin embargo, Teresa de Andrés no quiere olvidarse de la parte de inferior, que «no tiene transporte». «Hace unos años, había autobús urbano que pasaba por la mañana, a mediodía y por la tarde, pero lo quitaron porque decían que es no es rentable porque vive poca gente», comenta. Esto es algo que despierta las críticas de los habitantes de esta parte de la ciudad porque, como recuerda la presidenta, estos «pagan sus impuestos tambié».

Otras reivindicaciones que desde la asociación están 'peleando' y ya han puesto en conocimiento del Ayuntamiento es la colocación de un acceso para automóviles al cementerio del barrio. Actualmente hay un trecho que no está asfaltado, sino que es tierra y hierba, situación que impide a los vehículos como los coches fúnebres acceder al recinto. También reclaman colocar badenes para que los coches reduzcan su velocidad en su paso por el barrio.

Una de las calles de Zamarramala sin asfaltar. Antonio Tanarro

Como cosas positivas logradas en los últimos años, destacan la línea de autobús que comunica el barrio con la ciudad. También gracias a los presupuestos participativos se han llevado a cabo algunas reformas como la inversión de 14.000 euros para el cementerio, que permitió crear su segundo acceso, o la adecuación de un parque que hay en la entrada y que dispone de aparatos para hacer ejercicio.

Teresa de Andrés, presidenta de la asociación de vecinos. Antonio Tanarro

«Pedimos cosas elementales; igualdad con el resto de barrios de la ciudad»

Teresa de Andrés, presidenta de la asociación de vecinos de Zamarramala, comparte las quejas del resto de barrios incorporidados de la ciudad y pide que sus vecinos puedan disponer de los mismos servicios que otras zonas de la ciudad. Además, en el caso de Zamarramala insiste en que albergan algunos de los servicios que otros barrios han rechazado por las molestias que podrían generar.

-¿Por qué se hizo presidenta de la Asociación de Vecinos de su barrio?

-Después de pasar 45 años en Madrid, me vine aquí a atender a mi madre. Me lo pidieron en la asociación, ya que no estaba tan ocupada y con el fin de que pueblo vaya funcionando, estuve de acuerdo.

-¿Cómo definiría a los vecinos de Zamarramala?

-Muy amables. No hay ningún problema, hay buena sintonía. En los pueblos siempre hay algún tipo de rencilla pero aquí eso no existe, somos muy cívicos, nos llevamos muy bien.

-¿Qué debilidades cree que tiene el barrio?

-Creo que el barrio está en desventaja respecto a otros barrios por su población. Zamarramala tiene unos 600 habitantes, y los que pueden votar son menos todavía, entonces cuando hay elecciones representamos muy poco… no nos hacen caso porque somos muy pocos habitantes. Los que se llevan las cosas buenas son los barrios donde hay más habitantes porque es a donde miran los partidos. En los barrios muy poblados, ahí es donde se juegan los votos, e incluso el cambio de color de partido que va a gobernar. Por eso a ellos les ponen las calles mejores, los servicios mejores… a nosotros… ¿Qué les importa Zamarramala u Hontoria, qué les importa, si los votos no les hacen nada de daño?

-¿Cuáles son sus mayores fortalezas?

-El barrio de Zamarramala siempre ha sido generosísimo con Segovia, todos los servicios municipales que molestaN a otros barrios los tenemos en Zamarramala.

-¿Cómo valora la gestión del Ayuntamiento en lo que su vecindario respecta?

-Mala, por eso, porque encima de que somos generosos, no revierte nada en nosotros. Así que caso, caso, no nos hacen nada. Luego la ignorancia es muy atrevida, y la gente debe pensar que los de las asociaciones de vecinos no hacemos nada, pero es que por mucho que pidamos…

-¿La irrupción de la pandemia ha cambiado al barrio? ¿Sus vecinos han aprendido alguna lección?

-No ha cambiado, bueno, en general hemos cambiado todos. Vamos a tener más cuidado en lavarnos las manos, tocar cosas y lavarnos las manos antes de tocarnos la cara… Yo, personalmente, desde luego cuando pasen dos o tres años y vengan las gripes, yo personalmente, que tengo una edad, voy a seguir con la mascarilla.

-¿Cómo le gustaría que fuera el futuro de su barrio?

-Lo único es que nos igualen a cualquier barrio del centro de Segovia, nada más, simplemente eso, que nos igualen a los de Segovia, que nos traten igual… lo que pedimos son cosas elementales. Para un futuro, me gustaría que nos tratasen igual, no mejor, sino igual que cualquier barrio de Segovia.

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