El vuelo sin motor y el parapente quedan garantizados en el plan rector de Guadarrama

Baste el ejemplo del aeródromo de Fuentemilanos, ahora en manos privadas. Estas instalaciones son una referencia mundial del vuelo sin motor. El número de pilotos nacionales que vuelan todo el año es de unos 120. En cuanto a los visitantes extranjeros, pueden superar el centenar al observar la cantidad de planeadores que llegan de toda Europa. Esto supone que son unos 130 pilotos foráneos los que usan de media las instalaciones entre primavera y verano. Además de este contingente, hay que añadir a los acompañantes que, aunque no hagan vuelo sin motor, sí consumen y pernoctan en la provincia.

El aeródromo segoviano facturó el año pasado unos 400.000 euros con la aportación de impuestos derivada. A esa cantidad se suma otra similar que se atribuye fácilmente al gasto fuera del aeródromo de los pilotos locales y visitantes en cuanto a pernoctaciones, restauración, combustibles de automoción, etcétera.

El impacto económico sobre la provincia y la región es importante, concluye, sobre todo si se tiene en cuenta que se trata de una zona con una clara falta de industria alrededor.

Existía el temor de que esta atracción nacional e internacional que se desarrolla en el Parque Nacional de Guadarrama quedase reducida a la mínima expresión por las intenciones del plan rector del espacio, con las consiguientes pérdidas económicas e incluso de empleo.

Según ha confirmado Centrados en Segovia, el PRUG ha incluido en el texto definitivo su alegación referida a la realización de parapente libre o de vuelo sin motor. Según afirman los responsables de la formación, «nos felicitamos de que se hayan eliminado de las actividades incompatibles» estas actividades.

Estas siglas también se congratulan de que se haya aceptado otras alegaciones que habían planteado al Plan Rector de Usos y Gestión del Parque Nacional de Guadarrama. En este sentido, Centrados destaca que se garantice con el nuevo texto la seguridad de los menores; que se extiendan los programas de sensibilización, educación e interpretación ambiental sobre el espacio protegido a los visitantes y que no se limite a los habitantes del entorno, así como que el PRUG contemple el refuerzo de la propiedad privada en la sierra.