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La pandemia ha supuesto un antes y un después en el turismo que llega a la ciudad de Segovia. La cultura, gastronomía y patrimonio son todavía los protagonistas en cada visita, aunque en los últimos dos años han irrumpido con fuerza los paquetes de experiencias. Las actividades y eventos han contribuido a alargar la estancia media de los viajeros internacionales, que este año ha alcanzado cifras récord.
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Antes de la llegada del virus, era habitual ver turistas asiáticos de paseo por la ciudad, frente a los más emblemáticos monumentos y en las terrazas de los restaurantes justo al mediodía. Sin embargo, por la tarde y noche los visitantes orientales desaparecían. «Llegaban temprano, daban un paseo por la ciudad, como mucho entraban al Alcázar, y después de comer, se marchaban«, explica la gerente de la Empresa Municipal de Turismo (EMT) de Segovia, Patricia Otones.
El paradigma ha cambiado a partir de este verano. «Nos ha llamado la atención ver personas asiáticas por la noche por la ciudad, tranquilos, y no corriendo al autobús de vuelta a sus hoteles en Madrid», declara. Entre la potencialidad turística de la ciudad, se ha encontrado un nuevo nicho que explotar: las experiencias. Y dentro de ellas, destacan los vuelos en globo, que llevan a decenas de personas a pernoctar la noche anterior al despegue.
«Llevamos vendiendo viajes de globos desde 2006. Han pasado casi veinte años y el producto se ha ido consolidando, está dando sus frutos», declara la gerente. De hecho, incide en un segmento que cada vez toma mayor importancia en el mercado. Son viajeros coreanos que, reclutados por dos empresas turcas de vuelos, llegan a Segovia para vivir esta experiencia. Por ello, ahora se pueden ver turistas orientales en las calles por la tarde y noche, no solo por la mañana. «Duermen aquí, al día siguiente madrugan para volar y luego se van», sostiene.
Esta práctica ha contribuido a que la estancia media sea superior a los dos días, un hito que se alcanzó con posterioridad a los peores meses de la pandemia. Todo ello cuando hace apenas una década no se llegaba a los 1,4 días. Este era «nuestro caballo de batalla, ya que Segovia era un destino de cercanía a Madrid que aprovechaban los excursionistas: venían y disfrutaban, pero no pernoctaban», subraya Otones. «No sabría decir la tendencia que hubiera seguido la estancia media sin el virus«, apostilla.
Para mantener estos niveles, la gerente insiste en la importancia de crear actividades que fomenten que la gente se quede a dormir, especialmente los viajeros internacionales, cuyo número se ha disparado con el tiempo. Al principio de la andadura de la empresa turística, en 2004, «el turista nacional suponía un 70% y el extranjero, el 30%, ya fuesen familias, parejas o grandes grupos con turoperadores. Justo antes de la covid, la balanza se equilibró.
Y aunque poco a poco los porcentajes se han recuperado, todavía queda camino por recorrer. Los turistas de otros países están detrás del 52% de las consultas al Centro de Recepción de Visitantes (CRV) en mayo; del 36% en julio, el 24,5% en agosto y cerca del 47% en septiembre.
Los visitantes chinos eran la cuarta nacionalidad más popular en 2019, solo por detrás de los estadounidenses, argentinos y franceses. A raíz de este verano, la procedencia china ocupa la sexta posición, al suponer el 5,2% del conjunto de turistas que recalan a la ciudad, detrás de Estados Unidos (17,3%), Francia (9,6%), Italia, (6%), México (5,5%) y Argentina (5,3%).
La presencia de estos viajeros asiáticos se nota sobre todo «en los restaurantes», ya que muchos establecimientos hosteleros han habilitado un turno de comida al mediodía para dar respuesta a sus horarios habituales. No obstante, la mayoría de orientales «que vemos por las calles ahora son coreanos», que viajan con los grandes turoperadores con un programa muy cerrado. Incluso «vienen con guías correo o de Madrid», puntualiza Otones.
5,2% porcentaje
de turistas internacionales que visitaron la ciudad de Segovia este verano son chinos. Es la sexta procedencia más popular, cuando en 2019 ocupaba la cuarta posición.
Otra de las diferencias respecto a la prepandemia es la caída de las atenciones que realiza el CRV. «Antes recibíamos miles de personas diarias y ahora ya no entran tanto a las oficinas», determina. Según explica, se trata de un cambio de hábitos que también afecta al resto de puntos turísticos del país. «La gente es mucho más digital, ya no piden recomendaciones ni preguntan horarios, ahora todo está en el móvil», afirma.
La pregunta del millón siempre ha sido la misma: «¿Qué restaurante nos recomiendas?», relata la gerente. Los técnicos guiaban a los visitantes según sus preferencias, pero ahora para este cometido se sirven de las herramientas, portales gastronómicos y otras plataformas que engloba internet. Los itinerarios extraídos de la página web e impresos en papel ya no se corroboran en los mostradores, tan solo algún visitante se acerca «a pedir un plano». Ante ello, la Empresa Municipal de Turismo baraja adaptar sus oficinas a las nuevas tecnologías. «Es algo fundamental; hay un cambio de 'chip' que no podemos ignorar», concluye.
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