«Este virus quiere ponernos de rodillas a todos, pero a las personas mayores más»

«El otro día, durante el reparto, me recordó una mujer mayor que, de niño, me había tenido en sus brazos. Bien, pues ahora, nos toca cuidarlos a ellos, no olvidarlos», dice Juanma, que a primera hora del día ya está de pueblo en pueblo repartiendo compras y ayudando a las personas mayores –las más vulnerables y expuestas al Covid-19– en las alejadas aldeas de Riaza, en plena sierra de Ayllón. «Es que esta sociedad no cuenta con ellos, parece que los tenemos olvidados. Y ellos nos lo han dado todo. Cuando nosotros llegamos al mundo, el mundo estaba inventado. No hemos inventado nada. Al contrario, estamos haciendo muchos méritos para cargarnos el mundo que ellos nos legaron», reflexiona.

Este voluntario nacido en Riaza hace cincuenta años forma parte del llamado Equipo de Respuesta Básica de Emergencias de Cruz Roja que opera en el nordeste segoviano. En pueblos como Alquité, Martín Muñoz, Becerril, Villacorta o Madriguera hay estos días muchas necesidades que atender. «Tienen una población muy envejecida, formada por personas mayores y con dolencias que les impiden salir de casa. Además, son pueblos alejados. La primera semana del confinamiento tenían despensa y medicinas, pero ya recibimos varias llamadas y aprovechamos para darles a conocer nuestro cometido. La demanda se disparó durante la segunda semana. Nos entregan la lista, les hacemos la compra y se la llevamos a casa. Lo mismo hacemos con las medicinas. Supermercados y farmacias nos están dando todo tipo de facilidades», relata Juanma.

También está funcionando a la perfección la coordinación con el alcalde de Riaza, Benjamín Cerezo, la Guardia Civil y las trabajadoras sociales de la Diputación. «Poder ayudar a personas tan desprotegidas reporta una satisfacción personal muy grande, porque lo que está ocurriendo es una tragedia que jamás hubiéramos imaginado. Este virus se está ensañando con las personas mayores. Nos quiere poner de rodillas a todos, pero a ellas más todavía. Vas a la puerta de su casa, les hablas a dos metros de distancia y notas alivio y miedo a la vez, porque las noticias, para ellas, están siendo demoledoras. Por eso les aconsejamos que vean los telediarios lo menos posible», dice el voluntario riazano.