El virus en el aire: «Tener que ensayar con corrientes no es bueno, pero no hay otra solución»

Las dimensiones de la iglesia de San Nicolás no permiten que ensayen los 45 miembros del coro a la vez, pero sí que lo hagan en pequeños grupos. Cuando acuden cinco o seis personas, pueden ensayar sin mascarilla, «ya que hay espacio suficiente como para que haya más de tres metros entre uno y otro, aunque hay gente que por su propio criterio prefiere usarla». Cuando los ensayos son de diez o doce personas, el uso de la mascarilla ya es obligatorio. «Cuando la llevan no les puedo corregir porque no les veo la boca. El sonido tampoco sale. Es algo muy incómodo», reconoce la directora de la coral, resignada a tener que actuar con mascarilla durante los próximos meses si vuelven a subirse a los escenarios.

Aunque para ello todavía falta tiempo. Retomaron los ensayos en junio con la intención de mantener en forma el coro «y para que no se hundiese» en el caso de encadenar meses sin actividad. Ayer, por primera vez desde antes de la pandemia, Martín pudo juntar en un ensayo a dos tipos de voces diferentes. «Es la primera vez desde marzo que escucho polifonía en un ensayo», explicó sobre una situación que ha permitido el puente festivo. La próxima semana los ensayos volverán a ser de la misma cuerda.