Los detalles son todo en el fútbol y unos segundos valieron anoche tres puntos de oro para la Gimnástica Segoviana. Su técnico, Ramsés Gil, tiene a sus tres últimas piezas en la banda, el cambio final, pero no vacía aún las naves y deja que ... Fer Llorente sirva una falta frontal desde el semicírculo central. Una última oportunidad para los inminentes sustituidos. El Guadalajara despeja de primeras, pero Hugo Marcos continúa la acción, Dani Plomer sirve un centro excelso al segundo palo, Dani Segovia lo peina al corazón del área y Abel Pascual abre el marcador con un remate acrobático que desatasca una victoria clave. La que asienta a su equipo en tercera posición –en zona de 'play-off' de ascenso con un colchón de cuatro puntos– aún a tiro de piedra del líder. Y con las tareas hechas, se marcharon el extremo y el delantero. La jugada que convirtió su partido discreto en un tesoro.
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G. Segoviana
Héctor Oliva, Abel Pascual, Sergi Molina, Rubén, Pedro Astray (Hugo Díaz, min. 69), Manu, Fer Llorente (De la Mata, min. 85), Dani Plomer (Silva, min. 82), Dani Segovia (Álex Maroto, min. 82) y Merencio (Javi Borrego, min. 69).
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Guadalajara
Álex Herrero, Gallardo, Cruz (Cheki, min. 82), Darío García, Sergi Segura, Stevens (Del Olmo, min. 82), Souza, Sergio Marcos, Iván Moreno, Juanca Pineda y Álvaro (Santano, min. 82).
Goles: 1-0, Abel Pascual remata en el corazón del área de forma acrobática un centro de Plomer cabeceado por Dani Segovia (min 78). 2-0, Sergi Molina remata de cabeza un córner ante la pasividad de la defensa (min 83).
Árbitro: Alberto Gómez Lameiro (colegiado gallego). Asistido en las bandas por Álvaro Gil Sotano y Marcos Padín Pita. Amonestó con amarilla a Sergi Molina por la Segoviana y a Sergio Marcos por el Guadalajara.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la 25ª jornada del grupo V, aplazadoel pasado 3 de marzo por la nieve y disputado ayer en el Municipal de La Albuera con la presencia de 917 espectadores, treinta de ellos llegados desde Guadalajara.
El último miércoles de fútbol en La Albuera fue en noviembre y Héctor Oliva ocupó la portería. Ramsés mantuvo la costumbre de aquel duelo épico de Copa del Rey que se llevó el Sestao y el canterano disfrutó de su quinta titularidad liguera con un registro inmaculado de tres victorias, un empate y dos porterías a cero. También volvía a la titularidad Dani Segovia un mes después de su lesión muscular –y tras estar el martes en el hospital por molestias en la espalda– para un partido de los que marcan la diferencia entre un buen equipo y un aspirante. No había nada que reservar. Merencio tuvo el premio de jugar en el costado izquierdo –en detrimento de Plomer, desplazado a la derecha– a sus buenos minutos en Talavera. Como Astray, el comodín que jugó por una vez en su posición natural.
La suspensión dejó en casa al grueso de las 86 entradas vendidas en Guadalajara para la fecha original, el 3 de marzo, aunque acudió una veintena de fieles, los mismos que viajaron aquel día y se dieron una vuelta por la ciudad buscando la nieve que se había acumulado en el césped sin nadie para retirarla. Estuvieron a punto de celebrar por todo lo alto su desplazamiento al segundo minuto de juego en un renuncio colectivo de Oliva, que no salió a por una acción aérea, Dani Segovia y Sergi Molina, que no acertaron a desviarla. Una cita que no esperaba Sergio Marcos, que mandó el caramelo por encima del larguero. Un indulto.
La puesta en escena de dos equipos fue de un atrevimiento contenido. Dos filosofías dominadoras, deseosas del balón, sin asumir el compromiso máximo de ponerse al timón, quizás por el conocimiento de las virtudes del rival para castigar cualquier renuncio. La nueva fecha dio a la Segoviana un alivio inesperado por la ausencia de Morcillo, un delantero con 15 goles ya fichado por la cantera del Alavés. Pero no se libró de Iván Moreno, un dolor de muelas por la banda derecha, con un tren inferior poderoso y una técnica de categoría superior, con la pelota cosida a los pies. Tuvo un par de internadas en área local que se quedaron en el casi, todo un aviso.
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El diálogo futbolístico era ajeno a las áreas: circulaciones atropelladas en el centro del campo, intentos de melodía que siempre encontraban la nota equivocada. Una secuencia de cortes, de amago de contragolpes, compromisos constantes para los centrales. Así empezaron los duelos de Sergi Molina y Juanca Pineda. El alicantino resolvió con maestría una arrancada poderosa del delantero, pero poco después tuvo que ceder una amarilla al agarrarle de la cadera porque no podía dejarle marchar. Abel Pascual y Hugo Marcos estuvieron solventes, aunque Astray y Segovia tuvieron que resolver con una pared de primer orden una salida comprometida del palentino.
Lo cierto es que había que hacer un ejercicio de imaginación para ver a la Segoviana cerca del gol. Un córner cabeceado al primer palo que generó dudas a Álex Herrero, el guardameta que vio cómo se colaba en su portería el gol en propia en el descuento que valió un empate a los azulgranas, superados en la primera vuelta. Ese césped con más humedad que otras noches tras el connato de nevada del martes mandó a los jugadores al vestuario sin pena ni gloria.
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El partido necesitaba un accidente para romperse y pudo encontrarlo la Segoviana en un balón al espacio que persiguió Merencio pero al que llegó antes el portero alcarreño. Sin grandes florituras, salió mejor el cuadro local, con un Hugo Marcos que no solo estuvo seguro, su registro habitual, sino incisivo, con un centro peligroso y un quiebro a Álvaro, que le frenó por la cadera y provocó el enfado del banquillo local porque no vio la amarilla. Los de Ramsés ganaban metros y Fer Llorente tenía el gatillo listo ante cualquier invitación desde el balcón del área. Merencio cabeceó sin éxito un envío suyo con más aroma a chut.
La mejora no era suficiente para Ramsés, que se desesperaba en la banda cuando sus jugadores no cambiaban el juego a la derecha, donde Abel esperaba con los brazos levantados. No llegaba el verso mágico, pero la Segoviana seguía componiendo sin pausa, con Fer Llorente gastando tinta. Sin magia, pero sin borrones. El Guadalajara cedía metros, pero evitaba tráfico en sus líneas. Un plan de prevención suficiente para evitar el temido accidente. Lo pudo provocar Hugo Marcos, con un cabezazo que se le marchó alto en un córner después de que Segovia le ganara el salto al portero, pero el segoviano no tuvo tiempo para colocar la cabeza.
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Cuando Ramsés movió el banquillo, saco el gol que tenía en la segunda línea –Borrego y Hugo Díaz– aunque lo encontraría en sus centrales. Pero fue el Guadalajara, que llegó al último cuarto de hora con los 11 titulares, el que se llevó el siguiente mini-asalto. Así que el técnico segoviano se cansó de esperar y vistió de corto a sus tres últimos suplentes. Pero tuvo el punto de paciencia para aplazar la revolución y el fútbol se lo premió. Con el partido cuesta abajo, llegó el córner de la tranquilidad y el gol del otro central, Sergi Molina, su primero como azulgrana. Y el reloj se venció sin sustos, dando a Ramsés la oportunidad de celebrar con un auténtico grito de guerra una victoria especial. Porque su equipo es aspirante.
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