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Ángelo Carranza Pérez, natural de Trujillo, en la costa de Perú, tiene 21 años y viajó a España en busca de oportunidades. No es el paradigma del inmigrante sudamericano, pero su vivencia se parece a la de muchos otros que viajan a Europa para ... estudiar o para formarse y que, después de un tiempo, valoran quedarse en España porque consideran que «es un buen país para vivir». Le llamó su madre, que ya vivía en España, y vino hace un año; su idea era estudiar ingeniería civil, y empezó la carrera, pero no le llegaban los fondos. Así que el joven decidió buscar un trabajo «para conseguir lo necesario y en el futuro estudiar ingeniería o cualquier otra carrera técnica».
Su primer empleo fue en Madrid, donde aprendió el oficio de camarero en un bar. Cuando terminó aquel primer contrato se trasladó a Segovia, y en la ciudad entró a trabajar en un restaurante en el que completó su formación en hostelería; hace dos meses su tía le comentó que había una posibilidad de trabajar donde está ahora, en un restaurante de la avenida del Acueducto. «Me presenté, me hicieron una prueba y me contrataron», comenta el joven.
Ahora compara su vida en España con las posibilidades que tendría en Perú y cree que aquí «es más económico todo» porque en su país los sueldos son más bajos y todo, incluso lo básico, tiene un coste muy elevado: «No te alcanza para vivir y aquí se vive más cómodamente; allí hay que tener ayuda». Extraña a su familia de Perú, pero piensa quedarse en España para ahorrar y tratar de estudiar. «Por el momento creo que es buen sitio para vivir aquí en España».
La llegada de extranjeros está amortiguando la pérdida de población en Segovia y casi la neutraliza. Las cifras de población publicadas ayer por el Instituto Nacional de Estadística (Ine), con datos referidos al final del primer semestre de 2019, recogen un descenso del 0,1% en la provincia de Segovia, pues el número de habitantes es inferior en 11 personas al del registro anterior y sitúa la cifra absoluta en 154.084 personas residentes a fecha del 1 de julio de 2019. La estadística provisional muestra que en Castilla y León es Soria, la provincia menos poblada, lo única que registra un aumento de población, que en términos relativos representa el 0,12%. En Segovia la llegada de población extranjera en el último año compensa hasta casi dejar en positivo el padrón de habitantes, que respecto al primer semestre de 2018 en julio del año pasado aumentó en 156 personas.
La estadística del INE recoge al comparar las cifras de julio de 2019 y de julio de 2018 que la población española de la provincia ha descendido de 134.613 residentes a 133.791, cifras que dan un resultado de 822 habitantes nacionales menos. La población extranjera suma a este número del pasado verano 20.293 personas más al número total de habitantes de la provincia con la llegada de 853 foráneos, aunque en el mismo periodo se marcharon 527.
Estos 11 habitantes menos que figuran en la estadística en julio de 2019 respecto al de enero cuentan con el saldo migratorio exterior positivo que registra la provincia de Segovia (igual que todas las de la comunidad), pues en el balance de la emigración y de las personas de origen extranjero que inmigraron a la provincia en los seis primeros meses del año pasado el dato es positivo: llegaron 301 personas más que las que se fueron. También es positivo para Segovia el saldo migratorio interprovincial, pues llegaron a la provincia 38 personas más que las que se fueron a otras provincias.
El flujo de inmigrantes extranjeros que recoge el INE referidos al final del primer semestre de 2019 y en comparación con el de un año antes muestra una evolución creciente, con un total de 853 personas procedentes de otros países, 237 más que en julio de 2018.
La mayor variación refleja también en alguna medida la situación política o la inestabilidad económica de los países de procedencia (o ambas circunstancias) en muchos casos. El mayor flujo migratorio este periodo de cómputo procede de Centroamérica y Sudamérica y suma 501 personas de distintas nacionalidades, 179 más que un año antes, y se refleja en Honduras, con 128 inmigrantes, 22 más que en 2018; Venezuela, país del que llegaron a la provincia 127 personas en el primer semestre de 2019, 74 más que en el mismo tiempo del año anterior; el siguiente país con más inmigrantes es Colombia, con 106 y 57 más; y después Cuba, con 32 inmigrantes y 22 más que un año antes; Perú, con 25 personas, siete más, y Argentina, con 17 inmigrantes, 11 más que en 2018. Sin embargo, decrecen los nacionales de otros países americanos, como Brasil (con nueve personas, 16 menos que en verano de 2018) o República Dominicana (15 el año pasado, 12 menos que en 2018).
La inmigración procedente de África también aumentó en la comparativa del primer semestre de cada uno de los dos últimos años. El flujo migratorio africano es positivo, con un aumento de 23 personas (105 en total), con el mayor crecimiento de los inmigrantes procedentes de Marruecos (86 el año pasado, 26 más que un año antes) y muy pocas variaciones respecto a las demás procedencias habituales.
También aumentan los extranjeros procedentes de la Unión Europea, un total de 45 personas (hasta 165), de nuevo con una mayoría de personas procedentes de Bulgaria (82, 24 más que en 2018) y de Rumanía (57 en julio de 2019, 12 más) y cifras muy poco significativas de otros países de la unión. En cuanto a otros países europeos, suman en total en este periodo 12 personas, tres menos que un año antes y entre ellos hay cinco rusos. De Asia procedían en el primer semestre de 2019 17 personas, siete menos que en 2018.
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