Al puesto de mando avanzado, donde se coordinan las tareas para extinguir el incendio, llegan continuamente vecinos y voluntarios con botellas de agua (por lotes), refrescos, bebidas isotónicas, leche (para mitigar el efecto tóxico del humo y la carbonilla aspirados) y bocadillos, la mayoría ... de jamón y embutidos. El aire es tórrido al sol y a la sombra, y huele a humo. Los equipos de intervención que han actuado o se preparan para hacerlo descansan en los espacios sombreados y algo más frescos a esta altura del 'Paredón', la tapia de los jardines del Palacio Real de La Granja. Muy cerca está la entrada a la urbanización Caserío de Urgel, donde, a unos centenares de metros, se desató el fuego. La solidaridad respira en los poros de los equipos y de los numerosos vecinos que colaboran en todo lo que pueden. Sienten que los pinares son propios. Y que se lo estan abrasando.
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Tras casi 48 horas de la declaración del fuego, se estima que 400 hectáreas han sido calcinadas en los aledaños del Real Sitio, parte de ellas dentro del Parque Nacional Sierra de Guadarrama en su vertiente segoviana.
El exalcalde del Real Sitio y procurador José Luis Vázquez dejó sus vacaciones y regresó de inmediato a La Granja en cuanto tuvo noticia del suceso. Igual que su sucesor, Samuel Alonso, que llegó el domingo por la noche al municipio para incorporarse al dispositivo de coordinación; estuvo hasta las cuatro de la madrugada en el puesto de mando avanzado y volvió a las siete, después de descansar un rato. Como muchos vecinos de La Granja y Valsaín, que sienten los pinares y montes de su municipio como propios, parte de su patrimonio y de su vida. Por eso la emoción la tienen estos días a flor de piel y si les pregunta cómo se sienten se les quiebra la voz y les asaltan las lágrimas.
Vázquez y Alonso comentaron que «esta es la peor tragedia que se ha vivido en esta comunidad desde el incendio del Palacio Real de La Granja en 1919». El alcalde actual reconoció de forma especial el trabajo de las brigadas de la Junta, de Parques Nacionales y de la UME, pero en general de todos los que trabajan en el dispositivo y de los vecinos implicados, y les trasladó que Javier Muñoz, coordinador del equipo como coordinador del servicio de la Dirección General del Medio Natural, le había dicho que no había visto nada igual, ninguna otra muestra de solidaridad como esta.
Paulino Mañas, vecino
Nadie recuerda un incendio así en los montes de La Granja y Valsaín. Los más veteranos citan uno de poca envergadura en Las Calderas «hace unos treinta y cinco años», y también los más recientes en inmuebles, en la Casa de Infantes (hoy Parador de Turismo) en el último tercio del siglo XX, ya en este siglo en el Real Aserrío y hace dos años en varias naves de maderas en el polígono industrial de Buenos Aires.
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Les reconforta a todos, a políticos, concejales y vecinos, la solidaridad, la participación espontánea en lo que puedan, en hacer acopio de alimentos y bebidas para los equipos de extinción que van recogiendo bajo el graderío de la plaza de toros, que en gran parte compran ellos mismos, en el reparto de este avituallamiento (se encargan los más jóvenes de subirlo hasta el puesto de mando), del control de los accesos...
Con lágrimas que le hacían volver el rostro, uno de estos vecinos, Antonio Santiago, subrayaba que «todos los que estamos aquí sentimos el pueblo, pero esto es una tragedia y nos están abrasando lo nuestro». Pero, añadió, «también es un orgullo y nos causa emoción ver que somos una piña». Carmen Lotero y Olga Herrero, también vecinas del Real Sitio, recalcaron que «todos colaboramos en lo que podemos de forma altruista, compramos fruta, agua, embutidos, lo traemos de casa lo compramos de forma voluntaria, y ayudamos porque somos de aquí o nos sentimos granjeñas. Lo positivo es que somos una familia». Olga precisaba que sus hijos también ayudaban y, emocionada, que «es muy triste y desolador ver lo que está pasando». Porque sienten el monte como suyo.
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Antonio Santiago, vecino
El Procurador del Común de Castilla y León, Tomás Quintana, fue testigo de estas muestras de unión y respuesta solidaria, y él se sumó a los políticos que se interesaban por la marcha de las operaciones.
Uno de estos ejemplos solidarios lo dieron tres bomberos del Ayuntamiento de Madrid, Fernando Álvaro, César Cardiel y Julio Contreras. Son segovianos (de Cantimpalos y de San Cristóbal de Segovia) y disfrutaban de sus días libres cuando se enteraron de la noticia. El domingo ya estaban trabajando en la montaña, y este lunes estuvieron «sujetando el fuego» con una labor, explicaron, de «chisqueros, apagando tocones». Este martes estarán de guardia en su trabajo en el Ayuntamiento de Madrid.
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Ramón Sánchez (84), vecino
Los vecinos siguen a pie de tierra. El viceconsejero de Emergencias, José Luis Sanz Merino, destacó que por la tarde los equipos de extinción autorizaron a un grupo de cera de medio centenar a que pasaran a las zonas donde el fuego estaba controlado con sus camionetas, para echar arena sobre los rescoldos en las zonas todavía humeantes. Sienten lo que decía otro paisano, Paulino Mañas: «El pinar es nuestro, y esto pasa en parte porque no dejan ya coger leña. Pero que me dejen a mí al que haya podido ser el autor, se iba a enterar...».
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