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El desmadre de la 'Tardebuena' colea. La resaca de esas horas de follón intenso en el corazón de la ciudad les dura a muchos residentes de vecindarios aledaños a la Plaza Mayor que sufrieron los estragos de la fiesta. Pero Juan Marcos, uno ... de los damnificados, advierte de que lo vivido el 24 de diciembre no es algo excepcional, aunque sí colmó el vaso de la paciencia de los residentes en estas zonas del casco histórico de la capital. Él es de los que rompe la regla del padrón envejecido de un recinto amurallado que se vacía; pero su juventud (y su familia, con mujer y un retoño) tampoco aguanta más. Han estallado, ya no cabe una gota más en este vaso del santo Job. «No vemos ninguna medida» por parte del Ayuntamiento que sirva para atajar las frecuentes molestias con las conviven los vecinos de estos entornos del centro de Segovia.
En este caso, son varios moradores de las estrechas y cortas calles de la Judería los que expresan su hartazgo, los que levantan la voz y demandan que se atajen de una vez por todas «las fiestas, los orines, los gritos, la música en pisos hasta altas horas de la madrugada...», revelan los perjudicados. También hay empresarios con negocios que confiesan estar hartos de encontrarse cada mañana en la fachada regueros de orinas. La 'Tardebuena' ha sido el detonante, aunque la bomba acumulaba muchas horas de sueño perdido, hedores a pis y vomitonas y unos nervios cada vez menos templados, comentan.
Los vecinos se quejan de que «el Ayuntamiento no se preocupa por el bienestar de la ciudad, y eso incluye preocuparse por que no se deteriore el sistema nervioso» de los conciudadanos, se queja Jorge Carretero, otra de las personas afectadas que reside en la Judería. Entre sus lamentos y críticas dejan asomar propuestas.
jorge carretero, vecino de la judería
En líneas generales, quieren que cuando haya una acontecimiento susceptible de ser multitudinario en el entorno de la Plaza Mayor, «se blinden» sus calles con algún tipo de barrera que impida el paso del gentío. Así lo resume Juan Marcos, quien también echa de menos que no se consulte a los vecinos sobre estas celebraciones. «Somos un barrio y creo que deberían consultarnos porque al final sufrimos como condenados».
Otra de las alternativas que sugieren estos residentes es que «se trasladen estas fiestas a otro lado». Esta idea ya fue puesta sobre la mesa por el presidente de la Agrupación de Hosteleros de Segovia y Provincia (AIHS), Roberto Moreno, precisamente a raíz del desmadre de la 'Tardebuena'. El representante gremial citó la plaza de toros como opción para albergar este tipo de actos.
El entramado que conforman las calles Judería Vieja, Santa Ana, San Marcos, San Geroteo, San Frutos, Barrionuevo, la Puerta del Sol que baja al Paseo del Salón o el corral del Rastrillo es el foco sobre el que sus vecinos quieren llamar la atención de las autoridades municipales. A las molestias nocturnas a pie de calle (como los orines, los vómitos, la bebida, los gritos y hasta defecaciones) se suman los inconvenientes de quienes viven en el radio de acción de algunos pisos de estudiantes especialmente escandalosos. Tanto Jorge Carretero como Juan Marcos dan fe de ello. Hay edificios que están totalmente ocupados por alumnos que cursan sus carreras en Segovia.
Sus testimonios precisan que en su mayoría son viviendas arrendadas a estudiantes de IE University, «que son los que se pueden permitir los alquileres» de estas casas, añaden. Hay veces que no son precisamente reuniones y tranquilas veladas lo que organizan. Según el relato de Juan Marcos, ha llegado a ser testigo de cómo agentes de la Policía Local instaban a desalojar a más de cuarenta personas de una de estas viviendas a altas horas por el exceso de decibelios que producían. La música alta hasta bien entrada la madrugada y los cánticos desesperan a los vecinos que, como en el caso de Juan Marcos, tienen una niña pequeña y madrugan para ir al trabajo cada día.
juan marcos, vecino de la judería
Jorge Carretero es aún más crítico con lo que piensa que es falta de contundencia de la Policía Local y del Ayuntamiento para acabar con estas molestias. «No se les pide ni la documentación», recrimina a los responsables municipales su supuesta manga ancha. «Es una zona llena de estudiantes en una ciudad que es Patrimonio de la Humanidad y, sin embargo, parece que es más de usar y abusar», se queja al mismo tiempo que piensa que «ya es hora de que los ciudadanos nos levantemos» contra los comportamientos incívicos.
Jorge Carretero y Juan Marcos son dos de los vecinos de la zona de la Judería que sienten perjudicados por el gamberrismo que recorre sus calles durante las noches de los fines de semana. Pero hay más damnificados, aseguran, sobre todo gente mayor que sufren silentes los problemas de ruidos y de hedores por los orines que se acumulan al cabo de una madrugada de fiesta a las puertas de sus portales. Carretero es explícito y claro al expresar la queja y detallar las estampas con las que se encuentra al día siguiente de una madrugada de jarana.
«No podemos abrir las ventanas por el olor a pis, por las vomitonas y hasta te encuentras con defecaciones o támpax tirados al lado de tu casa», pone de relieve. «Es una vergüenza, nunca había visto algo así, se han perdido todos los valores», incide en su testimonio este vecino. Cuenta que una vez, estando en la calle, se encontró con la alcaldesa y se lo comentó, «le dije las humillaciones que padecemos y la falta de civismo». Carretero le pide que sea más dura a la hora de sancionar estos comportamientos y que la Policía Local «cumpla con su obligación de denunciar y multar», algo por lo que Clara Luquero ha abogado tras los hechos de la 'Tardebuena' del 24 de diciembre que tanta polémica despertaron.
Este residente de la Judería añade a la lista la basura y suciedad que dejan tras de sí los botellones. Lo dice por los que habitualmente congregan a cientos de jóvenes en la Hontanilla, parque muy próximo a su casa. «Es un caos total, desde el jueves al sábado, es como un gran parque de atracciones de música, gentío y alcohol», afirma al criticar que los agentes no sean más severos a la hora de atajar estas prácticas. «Luego el Paseo del Salón está lleno de cristales que son un riesgo para los perros y los niños que juegan ahí», añade Juan Marcos, otro vecino que se siente damnificado. Él tiene una hija pequeña y le da reparo muchas veces bajar a este lugar con ella.
«Si hubiera sabido que era así, no me hubiera venido a vivir aquí», confiesa este joven. No sabe si aguantará mucho más, al fin y al cabo «me da mucha pena porque he hecho una inversión y cómo haríamos ahora para revertirlo». Se le nota impotencia porque «por mucho que se denuncia, no sirve para nada». «Me daría mucha pena abandonar el barrio porque no se pueda vivir en él, porque en contra de lo que se piensa, no falta ni un servicio» en un casco histórico que empieza a agonizar.
Los ruidos y la erosión que causan en la convivencia en determinadas áreas de la ciudad no son un problema nuevo. Ya el anterior Defensor de la Ciudadanía advertía de que, lejos de aflojar, las quejas relacionadas con el exceso de decibelios que impide el adecuado descanso iban a más. Las conclusiones a este respecto imponían la adopción de medidas, sonsacó el grupo de Podemos-Equo en el Ayuntamiento de Segovia. Su portavoz, Guillermo San Juan trasladó en la recta final del año pasado al equipo de gobierno la «preocupación por las molestias ocasionadas a las familias de la ciudad por parte de los pisos de estudiantes». Para conocer más fondo la envergadura del problema, el edil de las siglas moradas preguntó por la cantidad de avisos que gestiona la Policía Local relacionados con estas quejas ciudadanas.
A raíz de esta interrogación, el Ayuntamiento, a través de la concejala de Seguridad, Raquel de Frutos, puso negro sobre blanco el volumen de llamadas recibidas por este motivo desde el inicio del año en curso hasta el pasado mes de octubre. La responsable municipal concretó entonces que en ese periodo de tiempo se habían gestionado 136 avisos. De esas comunicaciones atendidas por ruidos, quince acabaron en denuncia, lo que equivale al 11% de las llamadas tramitadas por quejas de este tipo, y lo que expone al infractor a recibir la correspondiente multa al abrírsele un expediente sancionador. Asimismo, de las quince denuncias tramitadas en nueve meses de 2019, siete se formularon por molestias causadas por bares, mientras que el resto se localizaron en domicilios.
jorge carretero, vecino de la judería
San Juan, a partir de experiencias recabas, localiza «la mayoría de las quejas en el centro histórico y los alrededores de alguna de las residencias universitarias». San Juan estrecha el cerco de las reclamaciones vecinales recibidas por su formación y apunta a que dichas quejas se refieren «fundamentalmente a pisos de estudiantes extranjeros de alto 'standing' alojados en ellos».
En La Judería están hartos, insisten los dos representantes de esta zona. Ellos han vivido experiencias en primera persona de tener que enfrentarse a jóvenes que iban a orinar en sus portales. Tal y como anunció la alcaldesa, Clara Luquero, tras la 'Tardebuena', la Policía Local va a intensificar el control y, sobre todo, se va a multar cada comportamiento incívico. Los vecinos del área de la Judería esperan que esta medida se lleve a cabo sin miramientos y reclaman «más dureza» a la hora de «poner orden», reivindica Carretero.
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