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claudia carrascal
Segovia
Domingo, 7 de marzo 2021, 09:59
Procede una familia de pequeños agricultores y la de su marido siempre ha estado vinculada a la ganadería del ovino, Marimar Gómez salió unos años del pueblo para estudiar en Segovia, pero pronto regresó a Escalona del Prado para crear su proyecto de vida. Comenzó ... echando una mano a su marido con las ovejas y en 2003 empezaron a crear a su propio negocio, una quesería con local de venta al público que desde 2005 complementa su actividad ganadera. Este negocio les permite vivir en el pueblo a ellos, pero también a sus hijos y nietos.
El camino no ha sido fácil y es que la ganadería es un negocio «muy sacrificado y que da pocos beneficios porque los precios de venta son muy bajos». De hecho, señala que la única forma de compensar los gastos es modernizarse y trabajar más horas para incrementar la producción. La buena noticia es que en 2020 el precio de la leche «ha subido algo» porque «es un trabajo tan duro, con unos horarios tan exigentes y en el que hay que hacer frente a daños tan graves como los que causa el lobo que no hay relevo generacional», apostilla.
Marimar comienza su jornada laboral sobre las 6:30 de la mañana para ordeñar a las ovejas hasta las 10, una labor que también realiza de 16 a 19 horas aproximadamente. El resto del día lo emplea en tareas administrativas y de gestión, asimismo, ayuda en la fabricación de los quesos, yogures y cuajadas y los ratos que le quedan libres atiende a los clientes en el punto de venta. Tareas que ocupan sus siete días de la semana durante todo el año.
La ganadería es un oficio en el que siempre ha habido muchas mujeres trabajando porque requiere gran cantidad de mano de obra, pero pocas son las que han estado dadas de alta en la Seguridad Social como trabajadoras del sector. «La rentabilidad siempre ha sido baja y los ingresos no permitían que los dos estuvieran dados de alta así que solo figuraba el hombre, pero las mujeres han aportado mucho. El problema es que el trabajo femenino en el campo ha sido invisible y nada reconocido». Marimar ve importante que las mujeres rurales sean conscientes del trabajo que hacen porque «somos perfectamente capaces de desempeñar cualquier labor en el campo, igual que los hombres».
Desde su punto de vista, los pueblos son un lugar muy cómodo para vivir y cree que emprender en el medio rural es posible, aunque advierte de que «no es fácil y requiere esfuerzo». Por eso, recomienda a aquellas que quieran apostar por estar forma de vida que busquen un proyecto que les motive y apoyos en la familia, las asociaciones o el propio Consistorio porque «nadie te regala nada, pero la ayuda es importante y cuando lo consigues es muy gratificante».
«Aunque la mujer rural partía de una situación de inferioridad ha sabido adaptarse y sobrevivir en un mundo de hombres».
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