Pedro Montarelo, presidente de la asociación Amigos del Patrimonio

«El vaciado de edificios oficiales y del caserío es la mayor amenaza que tiene el patrimonio»

Montarelo se refiere a esas viviendas vacías en las que el deterioro avanza con mayor rapidez que en un monumento o en un gran edificio oficial. «Cuando digo que peligra el patrimonio, no me refiero a los grandes monumentos, sino a la idiosincrasia de la ciudad. Y esto ocurre porque se desprecia la posibilidad de buscar otros usos a los edificios, teniendo en cuenta que la mayor parte de los inmuebles que están vacíos han perdido el uso para el que fueron concebidos, casi siempre vinculado a los servicios. Por una parte, pues, está la pérdida patrimonial, arquitectónica e histórica; por otra, la pérdida de condiciones de habitabilidad del casco histórico. Se van los servicios y la población se resiente», afirma el presidente de Amigos del Patrimonio.

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Las viviendas vacías se cuentan por decenas en el recinto amurallado. No obstante, hay algunas que están siendo rehabilitadas, pero para usos que juegan en contra de esas condiciones de habitabilidad. «Se están vendiendo edificios enteros con una clara finalidad de transformarlos en viviendas para el alquiler –y no destinado a familias convencionales precisamente, sino a estudiantes con un elevado poder adquisitivo– o en alojamientos turísticos, con el agravante de que las reformas que se están acometiendo son irreversibles y hacen imposible la utilización de esos inmuebles como viviendas normales».

En cuanto a los inmuebles históricos situados fuera del recinto amurallado, Amigos del Patrimonio muestra su preocupación por el estado en que se encuentra la Casa Buitrago, de la que quedan dos fachadas, y el futuro del convento de San Antonio el Real, que continúa cerrado tras la marcha de las religiosas.