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Ola de calor; más el repunte de la séptima ola del coronavirus; más un aumento de patologías respiratorias; más un personal diezmado por las vacaciones ... de verano y por la covid, y más un primer nivel asistencial que ronda la saturación. Todos los sumandos dan como resultado «el colapso» del servicio de Urgencias del Hospital General. La definición la comparten la presidenta provincial del sindicato de Enfermería Satse, Miriam Rubio, y el secretario de la Federación de Servicios Públicos de Unión General de Trabajadores (UGT) en Segovia, Miguel Ángel Mateo. Ambos relatan una situación, desde la primera semana de este mes, muy complicada. Descargan cualquier responsabilidad de la espalda de los profesionales. «No pueden hacer más, no dan abasto», defiende la representante del personal enfermero. Mateo, por su parte, deja claro mediante la reiteración que la unidad está «desbordada, desbordada y más que desbordada».
Esta «tormenta perfecta» –que es como describió el anterior gerente de Atención Sanitaria la conjunción de adversidades y circunstancias que alargó las esperas para entrar en quirófano durante la pandemia– tiene otro origen. La provincia ha padecido dos olas de calor en menos de un mes. La actual apenas ha dado respiro con el momentáneo descenso térmico en la noche del martes. El resto, canícula intensa desde hace casi dos semanas con máximas por encima de los 36 y 37 grados durante jornadas seguidas y mínimas de récord que han dejado una concatenación de noches tropicales.
La responsable de Satse da fe de que el complejo asistencial ha recibido «muchas quejas» de pacientes y familiares por las penurias padecidas estos últimos días en Urgencias. La unidad que dirige Luis Gómez de Montes, en quien la Consejería de Sanidad ha depositado su confianza para que sea el nuevo gerente de Asistencia Sanitaria de Segovia, se ha quedado pequeña ante la avalancha de demanda de atención médica rápida. Ya ocurrió en los peores apogeos de la pandemia del coronavirus, como cuando la sexta ola disparó las urgencias un 40%.
El verano ya suele ser de por sí temporada alta de trabajo en este servicio. Pero algunos profesionales con dilatada experiencia que trabajan en él aseguran que «nunca Urgencias ha estado así», recaba el portavoz de UGT. Miguel Ángel Mateo también atribuye el atasco a que «las urgencias de AtenciónPrimaria no funcionan», también por las carencias de personal y el aumento de carga de trabajo. Ante los retrasos que arrastran las consultas en el primer nivel asistencial, muchos pacientes optan por acudir al Hospital General. Esta demanda asistencial engorda el tapón y provoca que casos menos graves «tarden entre cinco y siete horas» en ser atendidos, critica.
Por su parte, Miriam Rubio asegura que ha habido un día en la actual ola de calor en el que la unidad trató a 270 pacientes. Estos picos en la presión asistencial hicieron que hubiera personal que alargara «dos o tres horas su turno» para poder cubrir la demanda. Según los cálculos que hace UGT, cimas como la citada por la presidenta provincial de Satse, o promedios durante el episodio de canícula de «entre 240 y 250» casos vistos por los profesionales de Urgencias, como apunta Mateo, suponen al menos duplicar la carga de trabajo a la que habitualmente se enfrentan estos equipos en la época estival, que de por sí da más tarea que el resto del año.
El efecto dominó que provoca este exceso tira otra ficha, que es la de la ocupación. «No hay sitio», coinciden los portavoces de UGT y de Satse. La ampliada sección de Urgencias –que en 2021 añadió doce nuevos puestos a los 34 que ya había ante los embates del virus y compatibilizar esa actividad con el resto de asistencias– se queda pequeña en esta concatenación de adversidades.
Mateo agrega una particularidad. Si bien el aumento de casos tratados por la unidad durante los veranos obedece mayoritariamente a incidentes propios de traumatología, esta vez «se está viendo a mucha gente mayor con problemas respiratorios». Estas dolencias inducen a hospitalizaciones más prolongadas, por lo que el ritmo de las altas no compensa el de los internamientos.
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