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Vista de la creación audiovisual realizada en un formato inmersivo. El Norte
Un universo virtual sobre la idea de 'friki'

Un universo virtual sobre la idea de 'friki'

La segoviana Lucía Cristóbal crea una experiencia inmersiva en la que aborda el papel de monstruo como una idea construida por la sociedad

Lunes, 11 de septiembre 2023, 10:39

¿Quién es el monstruo? ¿El que se sale de la norma o la sociedad que tiene miedo a integrarle? El debate, presente en obras maestras de la filmografía de principios del siglo XX, sobrevive en nuestros días con diferentes rostros: aquellos enanos o el mismísimo King Kong integrarían ahora el concepto de 'friki', todo un cajón de sastre. La segoviana Lucía Cristóbal aborda la temática junto a Ramón López de Benito en un formato de inmersión audiovisual bautizado como 'Glitch Show', en el que traslada al público a su noción de belleza en los tiempos de las redes sociales, de los 'likes', en Proyector, uno de los principales festivales de España.

Este espacio de referencia de vídeo-arte en España suma 16 ediciones y cuenta con una reconocida proyección internacional y varias sedes por el territorio nacional. La obra de la segoviana, hija del pintor Ángel Cristóbal, se expondrá en la galería Est_Art Space, una amplia nave industrial en Alcobendas que compartirán con otro proyecto.

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Las directrices eran trabajar a partir de la película 'Freaks' (La Parada de los Monstruos), de Tod Browning (1932), una cinta que muestra la vida de un grupo de personas con deformidades físicas en un circo ambulante. «Como hacemos siempre en nuestros trabajos, nosotros cogemos diferentes conceptos y los trasladamos a comportamientos actuales relacionados con internet y las nuevas tecnologías», explica la artista.

El resultado es una instalación con ocho canales de vídeo y dos paredes —también se proyecta en el suelo— para crear una exposición inmersiva. Son 12 metros de proyección por unos tres metros de altura, con monitores repartidos a través de la sala que permiten mezclar imágenes fijas con otras en movimiento. Es la seña de identidad de Tondo Smiling, el binomio que forman ambos artistas, un nombre que aúna el formato redondo y la sonrisa.

Monstruos

Su punto de partida es que la idea de monstruo es una construcción social porque el concepto señala al que se sale de una norma que establece la propia sociedad. «Es una instalación muy colorida, siempre defendemos que lo que hacemos es imagen en movimiento», sostiene. Cuentan con ojos y caras reales, de personas que se ofrecieron en Alemania —donde reside Cristóbal actualmente— y fueron grabadas. Hay también otros retratos de inteligencia artificial.

La artista segoviana Lucía Cristóbal, junto a su compañero de proyecto realizado en formato de 'Glitch Show'. El Norte

La idea de 'Glicht' redunda en que el espectador se sienta parte de la instalación. «Es un fallo digital provocado por la descodificación en el que las imágenes aparecen distorsionadas, pero con una gran belleza. Tenía relación con la película, ese fallo con gracia para redefinir qué es la belleza», indica Cristóbal.

La pieza audiovisual tiene ocho minutos de duración y relaciona a los personajes que forman parte de ella sin un principio ni un fin. «No contamos una historia, es algo que se va transformando en la línea de tiempo», señala.

Límites de belleza

La película ha servido de base para trasladar a sus personajes al presente. Son dos personas enanas —hoy hablaríamos de acondroplasia— con un cuerpo de alguien de cinco años que esconde su desarrollo intelectual. Las imágenes de una niña intervenidas con inteligencia artificial, que deforma su rostro y lo transforma en algo «más bello», por ejemplo, con una mirada de mujer y un movimiento sensual de una persona adulta.

Por eso se preguntan por qué la inteligencia artificial tiene unos parámetros tan determinados de la belleza. «Al final son algoritmos, la belleza es proporción. Ves a esa niña con rostro de mujer y la ha ido transformando más y más hacia lo que la mayoría de la gente considera belleza», determina. Hay otra persona enana que vive un amor platónico con una mujer de estatura normal a la que no puede aspirar.

A través de esos ejemplos, han explorado los límites de la belleza en la sociedad actual. «Ponemos imágenes y planteamos preguntas». Por eso aparece un hombre haciendo deporte para ilustrar el culto contemporáneo al cuerpo o la idea de baile, un hilo conductor de otros proyectos. Los ojos representan la mirada, los dos ingredientes que hacen al monstruo: mirar y ser visto. Una necesidad que se agudiza en las redes sociales, la de mostrarse y de observar a los demás. «Nos presentamos de una forma absolutamente maqueada y perfecta», considera la segoviana.

Esconder el miedo

Tratan la tendencia de la sociedad a homogeneizar para esconder el miedo a lo diferente, a lo que no entiende. Y cita la historia de la locura de Michel Foucault: «¿Quiénes son los locos? ¿Las personas con enfermedades mentales o las que las meten un centro aislados por tener una discapacidad?». Por eso, concluye: «Nos sentimos resguardados con personas que son iguales a nosotros». El proyecto también tiene una pantalla con 'likes' orbitando, esa aprobación de los demás que tiene un potencial monetario. «Los datos son dinero», puntualiza.

«Cogemos conceptos y los trasladamos a comportamientos actuales relacionados con internet»

Han pasado 91 años de aquella película y el juicio de la segoviana es que la sociedad es la misma. «Lo que han evolucionado son los medios. Podemos leer a Séneca como si fuese un escritor contemporáneo». No cambia el mensaje, sino su forma de comunicarlo.

«Tenemos internet, móviles, la democratización de la imagen, la imagen conectada. Si se mira de manera positiva, nos ha dado una mayor conciencia a nivel global. Por ejemplo, el baile es un elemento de identidad en cualquier cultura desde el principio de la historia, ahora es global y se comunica a través de los teléfonos». El filósofo Aristóteles defendía la belleza como una cuestión matemática. «En el siglo XXI ese análisis ni siquiera funciona para cirugía estética», reitera Cristóbal. La muestra puede visitarse hasta el próximo 4 de noviembre.

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