![Miguelín, agarrado al cuerno del toro para no ser corneado.](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/09/16/cogida2-k91H-U210173396979fZ-758x531@El%20Norte.jpg)
![Miguelín, agarrado al cuerno del toro para no ser corneado.](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/09/16/cogida2-k91H-U210173396979fZ-758x531@El%20Norte.jpg)
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El 29 de agosto, los toros de ganadería de Fuente Ymbro dieron problemas durante el recorrido del tercer encierro de Cuéllar. Fue en la entrada del cuarto bravo a la plaza de toros cuando se produjo el único percance de gravedad de las pasadas ... fiestas: la cogida a Miguel Cabornero 'Miguelín', un experimentado corredor, hostelero de Madrid y natural de Aldeasoña.
Tras varios días ingresado en el hospital Clínico de Valladolid –recibió el alta el 5 de septiembre– continúa su recuperación en su casa de Madrid, donde va «poco a poco, más lento de lo que yo pensaba». De los revolcones que le dio el toro, que también le pasó por encima tras cornearle, ha tenido las lumbares «muy machacadas». Recuerda que en el hospital se encontraba bien y cuando salió «muy bien», pero al llegar a casa aparecieron moratones y dolores que no tenía.
Tampoco ha faltado alguna pequeña complicación estos días, pues uno de los puntos de la cicatriz de la operación no se ha cerrado y se ha unido al agujero del drenaje, por lo que tiene «un boquete, como dice mi mujer», una herida que le curan diariamente en su centro de salud.
'Miguelín' recuerda cómo llegó a la enfermería en volandas y cómo «ni me enteré de la cornada ni tuve dolor en ningún momento». «Lo recuerdo todo, quizás sentimientos lo que menos», afirma sobre el momento crítico en la entrada de la plaza de toros cuando fue corneado. «Recuerdo que era el cuarto toro, tirando de él como he hecho tantísimas veces, con la mala suerte de que al entrar en la plaza un chico al pasar por detrás de mí me tropieza y caigo de morros contra la arena».
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Lo primero que pensó fue darse la vuelta para ver dónde estaba el toro, ver cómo podía reaccionar y si tendría tiempo de levantarse. «Cuando me doy la vuelta y miro, veo al toro que me está mirando muy cerquita y en ese momento pienso: 'Que sea lo que Dios quiera'. Según me arrolla yo me quedo con las manos en la cara del toro, pero luego él continúa», detalla. También explica cómo el toro le giró todo el cuerpo y le hizo una bola, momento en el que escuchó cuatro crujidos en la espalda y pensó: «Si me ha jodido la espalda, no me levanto de aquí y me mata». En esos momentos, desde el suelo, «lo único que oía eran gritos de la gente y el bufido del toro cuando le tenía encima. Veía que eso no acababa nunca».
Miguelín también cuenta cómo el toro le corneó en el primer empujón, aunque al principio no fue consciente de ello. «Primero la cornada, luego otro segundo empujón, luego se me queda encima... Yo desde el suelo veía que había alguien ya coleando al toro y tenía la cabeza encima. Mi primera idea fue agarrarme al cuerno para evitar que me cornease, con tan buena suerte que al agarrarme el toro levantó la cabeza. Eso hizo que yo me pudiera impulsar para levantarme y salir andando», explica.
Fue un corredor de Peñafiel, Roberto Illescas, el que le dice que había sufrido una cornada. Entonces se tocó y notó la sangre. Del camino a la enfermería en volandas recuerda estar tranquilo porque sabía que su amigo David estaba dentro junto con la doctora Marta Pérez. «Un día antes había estado hablando con alguien que si te coge un toro en Cuéllar hay que estar tranquilo, que está Marta. Y me tocó Marta».
Miguelín
Corneado en Cuéllar
Durante su estancia en el hospital estuvo tres días sin comer ni beber y apenas tuvo dolores una noche. Los médicos se preocuparon porque perdió mucha sangre, por lo que tuvo que ser operado nuevamente. Le limpiaron coágulos que había en la herida y alguna pequeña vena que hacía que perdiera sangre.
En Cuéllar Miguelín cerró la temporada de encierros que comenzó este año en Ciudad Rodrigo, donde «casi ni corro». Este año también pasó por los toros de mayo de Peñafiel, el Enmaromado de Benavente, tres días en Pamplona y, ya en agosto, por Íscar, Peñafiel, Sepúlveda (donde este año estuvo pero no corrió) y Cuéllar. «Normalmente no hago más temporada. Agosto es mi mes de vacaciones y hago 14 encierros de 31 días, medio mes corriendo, aunque da la sensación de que siempre estoy corriendo y almorzando», bromea.
Esta ha sido su primera cogida, aunque en 2019 en Pamplona se cayó tres días, uno de ellos con rotura de rótula y otro con una fisura en dos costillas. «Es lo que tenía hasta ahora, pero cornada, la primera y espero que sea la última». Todo ello en, al menos, 35 años que lleva corriendo encierros. El único año que no lo hizo fue cuando nació su hija.
Tras su percance, Miguelín está dispuesto a volver a correr, pero su familia no quiere. «Lo que tengo claro es que el día que deje de correr voy a seguir estando en el recorrido. Estaré ahí para ayudar, no le he cogido miedo al toro. Yo siempre he admirado al toro y ha sido un accidente», asegura.
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