Un último ensayo que sólo deja dudas

Cuando a los contendientes les salían las acciones, el partido se ponía bonito. Ninguno de los dos equipos quería jugar mucho tiempo por medio, aunque sí utilizar la zona para dar velocidad a las transiciones. Pronto, viendo que el Zamora se pertrechaba bien atrás y las bandas no estaban teniendo el protagonismo de otros partidos, Fer Llorente iba a lanzar desde el centro del campo para probar fortuna. El balón se marchó por muy poco elevado. La respuesta del Zamora llegó gracias a una cesión corta de Javi Marcos, que sabía que tenía a Kun en su espalda y aún así obligó a Oliva a salir a la frontal. El portero llegó tarde, Kun regateó y lanzó con la zurda y Marcos hizo lo más difícil, que era hacerse largo a ras de suelo para salvar sobre la línea. Javi Marcos en una jugada. Como un clip para redes sociales.

Se fue creciendo en los minutos y el partido la Sego. El equipo lleva toda la semana con un ritmo competitivo alto y empezaba a verse suelto, aunque sin profundidad. Sin ese condicionante, Merencio en la derecha sufría mucho, porque no le llegaban balones. Plomer, menos, porque aparecía por medio, buscaba sus arrancadas en cualquier parte. Y de una de esas, un recorte desde tres cuartos hacia dentro terminaba colocando un balón perfecto al segundo palo para Dani Segovia. El remate se marchó y el delantero, ávido de quitarse responsabilidad por el error, miraba al auxiliar por si había fuera de juego. No. La ocasión fue clarísima.

Fallar en fútbol supone, o suele, encajar. A balón parado, en un córner aislado tras una buena jugada de ataque del Zamora. Pelota puesta por Dani Hernández al centro del área y remate de Kun por encima de Javi Marcos. Gol inapelable, por el centro y por el remate. Defensa francamente mejorable. Un gol que diluyó a la Gimnástica, que perdió balón y sentido para obcecarse en recuperar rápido, cosa que tampoco pasaba. Los constantes parones en el juego, dolían. Porque el Zamora leyó a la perfección que los controles iban a ser difíciles, pero que esos botes en balones divididos los árbitros los señalan hacia el que antes cae y más grita. Cuña de madera propia que amenaza con convertirse en protagonista para mal La Albuera.

Cuando llegan las lentas a la verbena, canciones que a la Sego, que es más de saltar en el pogo, no le gustan; aparece Plomer. Una individualidad suya puede bastar para sanar. Arrancó en combinación con Merencio, desde la derecha fintó para quitarse dos defensores y, en el área y con la zurda, golpeó para que Fermín se luciera bien abajo. Del saque de esquina, dos ocasiones más. El rechazo recogido por Merencio con la derecha lo volvía a sacar Fermín abajo, en la cepa del palo. El mismo palo en el que Astray estrellaba la pelota repelida. Todo en una arrancada con espacios del mallorquín.

En realidad, menos mal que no era competitivo todavía. Porque ante un Zamora que venía de haber jugado el día anterior otro partido de preparación y que, en realidad, no expuso mucho, la cornada iba a doler. Nada más empezar la segunda parte, ante una tímida presión visitante, Javi Marcos convirtió un sencillo pase hacia Abel Pascual en una piedra de dimensiones tales que, aunque su compañero llegó, la bola se perdió medio metro más adelante. De ese robo, con Pascual fuera de sitio y nadie tapando el hueco, llegaría una sencilla pared entre Dani Hernández y Kun con finalización cruzada impecable. Tres errores groseros, dos goles y sensación medio extraña en la mochila hasta que comience la liga.

Pudo empatar la Sego en una acción aislada, una llegada por la izquierda que, a la media vuelta, Dani Segovia mandaba por encima del travesaño. No le ha entrado al aficionado el delantero por el ojo, pero sí tenía ganas de ver a Javi Borrego, que se llevó una ovación cerrada al saltar a disputar sus primeros minutos en un ensayo general. Él lo premió con dos delicatessen en su primer contacto con la bola: control con el pecho, regate con caño y media asistencia marrada por Llorente. El salmantino y los muchachos, que entraron en tromba en el minuto 60 para cambiar casi entero el once y que pusieron algo de picante, cambiaron el aire y la sensación. Ivo y Pablo Arranz, sobre todo, agitaron el avispero.

La costumbre de jugar tanto atrás y con el portero, en este campo, es peligrosa Más con Oliva bajo palos. El equipo sigue sin sintonizar demasiado con Dani Segovia. Jugadores como Juan de la Mata, Javi Marcos o Abel Pascual, imprecisos y con dudas. Fer Llorente discutiendo a viva voz con Plomer y Silva por un pase y un movimiento. Malas caras. Son demasiadas nubes como para no mirar al cielo y pensar en tormenta. Aunque los meteorólogos digan que es pretemporada, que se acumula cansancio todavía. El gesto se tuerce aunque sea el trofeo IMD, por cierto, sin concejal de Deportes presente.