«Mi última factura es de noviembre del 2019»

«Mi última factura es de noviembre de 2019», expresa Pertejo, para dar una idea de su complicada situación. En invierno no suele tener actividad, en marzo llegó la pandemia y, a partir de entonces, los autobuses con grupos de visitantes y las actividades extraescolares han estado restringidos, por lo que este empresario no ha recibido a ningún cliente en todo 2020 y lo que llevamos de 2021.

Con las limitaciones que ha habido hasta esta semana para grupos en turismo activo, de nueve personas más el guía, no ha podido trabajar. «Yo cobro siete euros por persona, con nueve personas son menos de setenta euros, le quitas el IVA, los gastos de la empresa… Nadie trabaja en esas condiciones», explica Pertejo.

En cuanto a los autobuses turísticos, se da la paradoja de que estos salen desde Madrid, donde sí están permitidos, pero en Castilla y León no se les puede atender. «Lo que hacen es traerse los guías de Madrid o hacer autoguiado, con mapas o audífonos», comenta.

«La realidad es que hay todo un sector de eventos y de turismo activo que llevamos un año y medio parados, como las agencias de viajes, hemos tenido una bajada de entre el 80 y el 90% de la facturación». En su caso, se ha mantenido con un crédito ICO que, previsor, ya pidió el 4 de marzo de 2020, cuando vio que los alrededor de cincuenta autobuses que tenía previstos para primavera anulaban la reserva.

Con el avance a la fase dos del nivel de alerta, los grupos permitidos se han ampliado a catorce personas más el guía. Eso servirá de alivio para actividades «más fresquitas» como las acuáticas, pero en el caso de Pertejo, este ya está preparando la temporada para septiembre, para la que solo pide «normalidad». «Aunque en otoño vendrán las olas, pero espero que sean olas pequeñitas, con todo el mundo ya vacunado» es el anhelo de este empresario.