El Turégano no se rinde en su periplo hacia Tercera pese a otro «varapalo»

A la hora de hacer el balance de la temporada, Peromingo se pone gallego. «Positivo, pero negativo. Por una parte, contento, pero por otra jodido por no haber puesto al Turégano en Tercera». Un éxito para el que no tiene receta. «Ojalá supiéramos lo que hace falta. Los jugadores, el compromiso… todo espectacular. Este año hemos metido preparador físico, fisioterapeuta, hemos trabajado todos como bestias, pero la pelota, que es la que manda no entra en la portería». Un equipo que se dejó el gol en 2024: tras un inicio con goleadas por doquier, los delanteros perdieron el toque en la segunda vuelta. La consecuencia fue terminar en tercera posición, suficiente para jugar el 'play-off', pero lejos del campeón, el Diocesanos, y del Numancia B. Esa tendencia a la baja se materializó en la semifinal ante el Betis Valladolid: aunque no mereció perder en la ida (1-2), no aprovechó las ocasiones del tramo inicial y acabó haciéndolo para ser luego superado con claridad en la vuelta (3-0).

En un grupo con escasos cambios, la revolución fue que Guille Duque dejara en febrero del año pasado su papel de jugador para pasar a ser entrenador, una decisión que Peromingo defiende. «No se le ha echado de menos porque hay jugadores que demuestran día a día que pueden estar ahí». Su continuidad será la primera decisión, algo a lo que el club está a priori dispuesto. «Los números están ahí, pero fíjate Ramsés [Gil, que dejó el lunes el banquillo de la Gimnástica Segoviana]. Son entrenadores que piensan que no lo han conseguido y se tienen que marchar. A mí siempre me gusta hacerlo con la gente de casa; si él quiere, va a tener las puertas abiertas».

Esa decisión marcará cuántos de la columna vertebral de los cuatro 'play off' de ascenso perdidos se animan a continuar. «Sé que los de la casa y los de alrededor de Turégano, los tengo. Luego ya, igual hay gente de Segovia... igual ya no quieren bajar o han jugado menos». Ha sido un año con leve caída en socios, pero «la temporada está salvada económicamente». También el césped de El Burgo, pese a unos meses lluviosos que obligaron a dejarlo reposar tres semanas.

El Turégano quiere ser recordado como algo más que un club que un día jugó la Copa contra el Celta de Vigo. «Ese escaparate fue muy bonito, el pueblo te quiere mucho, pero después de eso a mucha gente se le olvida que el club existe». En la eliminatoria previa ante el Santurtzi hubo más de 2.000 personas un campo que cuenta con 300 socios. «Todo el mundo se vuelca y quiere entradas, pero luego no son capaces de pagar el abono del año siguiente. Es muy bonito venir el día del Celta, pero llevamos muchos años detrás de esto, con gente trabajando por la patilla». Por eso quieren seguir peleando otro año. «Intentar estar arriba y, por supuesto, el ascenso. Es mi prioridad, hay que tirar la última bala».