Tres pianos de cola ponen la banda sonora en El Espinar
La quinta edición del festival Noche en Blanco y Negro llena las calles espinariegas de música con la participación de cientos de personas
Durante algo más de cinco horas, las calles de El Espinar tuvieron una banda sonora con un claro sonido como protagonista: el del piano de cola. La quinta edición de la Noche en Blanco y Negro, el festival organizado por la Diputación de Segovia, llegó ayer al municipio espinariego tras sus paradas en veranos anteriores en Sepúlveda, Turégano, Ayllón y Riaza. La plaza de la Constitución, Los Jardincillos y el parque de Don Cipriano Geromini fueron los tres espacios de la localidad escogidos para colocar los pianos de cola y donde se celebraron treinta conciertos. Ni siquiera el intenso calor, que obligó a colocar a última hora los instrumentos para que no sufrieran daños, pudieron con un evento que reunió a cientos de personas en las calles espinariegas.
A las ocho de la tarde comenzó el festival con cuarenta minutos denominados 'Piano libre'. Durante este tiempo, los tres pianos de cola ubicados en la plaza de la Constitución, en Los Jardincillos y en el parque Don Cipriano Geromini estuvieron a disposición de espinariegos y visitantes para que pudieran tocar alguna pieza. Aunque al principio la vergüenza podía a más de uno, poco a poco se fueron animando más personas dispuestas a mostrar sus habilidades sentados junto al piano. En pasadas ediciones, uno de los que se animó a tocar durante el periodo de 'Piano libre' sorprendió tanto a los organizadores que al año siguiente fue contratado para tocar en los conciertos.
Minutos antes de las nueve, y cuando el sol todavía iluminaba las calles espinariegas, llegó el turno de los doce músicos profesionales encargados de ofrecer las treinta actuaciones. Hubo canciones y estilos para todos los gustos y los públicos: música clásica, canciones españolas, boleros, coplas, jazz, fusión pop y rock e incluso improvisaciones llenaron las calles de El Espinar con pequeños conciertos de apenas veinte minutos protagonizados por el piano clásico de Susana Gómez Vázquez o las melodías a cuatro manos de Silvia Castellanos Niederhauser y Alessandra Casanova Primavera; pasando por la Bossa, el soul, los estándares del jazz y la improvisación de Chema Corvo y Román Álvarez o las piezas del Maestro Moriles y Búho; la canción española, boleros y coplas de Zoe, hasta las versiones más frescas y actuales del dúo Berlinches.
Además, el formato del festival permitió disfrutar de todos los músicos, ya que estos iban rotando por los tres escenarios habilitados en la localidad, situados en zonas con bancos y sombras para que el público estuviera cómodo durante los conciertos. Quien quisiera también podía moverse de un lugar a otro sin el riesgo de volver a escuchar las mismas piezas, ya que los músicos no repitieron el mismo repertorio. Para aumentar el encanto de la noche, a las 21:30 horas se encendieron las velas colocadas en los tres escenarios.
A las doce de la noche, y con cientos de personas en la plaza de la Constitución, se puso el broche final a la quinta edición de la Noche en Blanco y Negro con el gran concierto final en el que participaron los doce músicos de las seis agrupaciones que en las horas previas habían tocado en pequeños conciertos de veinte minutos. Con un repertorio nuevo y variado, el concierto cerró la quinta edición del festival organizado por la Diputación.
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