Tres de cada cuatro municipios de Segovia celebran más funerales que nacimientos

El llamado crecimiento vegetativo sigue en números rojos, un rojo propio de la alarma demográfica que se extiende por la comunidad autónoma y otras regiones de las bautizada como 'España vaciada'. El saldo entre óbitos y nacimientos es negativo y favorable a la mortalidad. En los primeros nueve meses del presente año, en Segovia han muerto 1.406 personas y han nacido 636. Es decir, que por cada nuevo retoño que llega al mundo la provincia llora al menos dos fallecimientos.

Aunque el padrón se aferra al clavo ardiendo de los asentamientos de inmigrantes, el algodón del Instituto Nacional de Estadística (INE) retira ese maquillaje y descubre la honda crisis de natalidad en la que está sumergida la provincia. Si el año pasado acabó como el que menos bebés vio nacer desde que se registran las series estadísticas, es decir, desde 1975, este 2023 lleva el camino de despedirse con todavía menos nacimientos.

Al sobrevolar el territorio, el objetivo detecta islas de crecimiento vegetativo entre la inmensidad que conforman los 158 municipios segovianos que el año pasado celebraron más defunciones que nuevas vidas venidas al mundo. Son, en una abrumadora mayoría, pequeños núcleos que no llegan al centenar de vecinos y que siguen desangrándose. Pero también hubo más lutos que partos en localidades que soportan la demografía provincial.

Es el caso de la capital, donde los 339 nacimientos (casi la mitad de los registrados en 2022 en toda la geografía segoviana) no fueron suficientes para enjugar la mortalidad que alumbró un saldo vegetativo negativo de 214 ciudadanos. Cuéllar o el Real Sitio de San Ildefonso también arrastran números rojos. En El Espinar la balanza demográfica presenta un equilibrio entre defunciones y nacimientos.

La zona de un alfoz en auge demográfico y residencial es la que agrupa a los principales municipios que felicitan más que despiden y donde los baberos ganan a los mortajas. La Lastrilla, Palazuelos de Eresma, Hontanares de Eresma, Espirdo, San Cristóbal de Segovia o Valverde del Majano son padrones que presumen de crecimientos vegetativos positivos en el último año. Son algunas de las 21 localidades de las 209 que componen el mapa de la provincia que han tenido más nacimientos que fallecimientos y que, por lo tanto, disfrutan de un saldo positivo.

El hundimiento de la natalidad se ceba especialmente con el medio rural. Muchos pueblos envejecen no solo por la creciente longevidad de sus habitantes, sino porque empiezan a olvidarse de cómo respiraban sus calles con el jolgorio de los niños correteando y jugando. Aquellos ecos resuenan cada vez más lejanos en el tiempo. En 2022, noventa poblaciones de la provincia de Segovia únicamente lloraron las pérdidas de vecinos finados.

Es lo mismo que decir que el 43% de los municipios no pudieron festejar la llegada al mundo de recién nacidos que en el futuro rejuvenezcan sus censos.

A la crisis en los paritorios se le suma un ritmo de defunciones que se mantiene más o menos constante año tras año, con la fatal salvedad de la covid y de su expansión mortífera en la provincia hace tres años. El ejercicio 2020 será tristemente recordado por las tragedias dejadas por la pandemia del coronavirus y el exceso de muertes que causó, siendo Segovia la segunda provincia de Europa donde más se multiplicaron los óbitos durante los primeros meses de la crisis sanitaria.

El Instituto Nacional de Estadística también ha actualizado la cantidad de fallecimientos que se han lamentado en la provincia en lo que va de año. Los datos dicen que desde enero hasta la última semana de octubre habían muerto 1.406 personas, lo que significa un 4,55% menos que en el mismo periodo de tiempo del ejercicio precedente.

Es una reducción de la mortalidad más tibia que la que arroja el conjunto del país, donde la bajada de los óbitos es algo mayor al 2%. Si el espejo retrovisor se reenfoca más atrás en el tiempo, al año 2019, en los meses previos a la pandemia, la disminución de las defunciones que acumula la provincia a falta de noviembre y diciembre es del 2,3%.

Las semanas más mortíferas en lo que va de año fueron la quinta y la octava. Entre el 30 de enero y el 5 de febrero hubo que lamentar cincuenta defunciones; mientras que del 20 al 26 de febrero se produjeron 45 fallecimientos en la provincia de Segovia. En cuanto a los periodos con menos duelos se encuentran en las semanas 44, 18 y 27. Es decir, la última de octubre, con 19 lutos, y las que van del 1 al 6 de mayo y del 3 al 9 de julio, ambas con 21 óbitos cada una, según recapitula el Instituto Nacional de Estadística.