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Debería ser un día grande en Cuéllar en su primer día grande fiestas. La semana más esperada durante el año. Todo bullicio, alegría, risas, música. Todos escuchando y aplaudiendo el pregón. Resulta extraño ese silencio, pero en esta ocasión, y debido a la situación actual, no habrá ese jaleo por las calles que llevan a la Plaza Mayor de la localidad, con el deseo de que vendrán tiempos mejores. Sin duda.
Hace unos días, el alcalde de la localidad, Carlos Fraile, con motivo de la no celebración de las fiestas de la Virgen del Rosario, llamaba a la «responsabilidad» para seguir las recomendaciones sanitarias y evitar cualquier tipo de celebración durante los próximos días.
En ese bando se destacaba la necesidad de evitar aglomeraciones de personas, guardar la distancia interpersonal de seguridad, usar la mascarilla, realizar la higiene de manos y, en general, reducir la actividad social y se advertía de que la Policía Local, en colaboración con la Guardia Civil y Protección Civil, se encargará de vigilar, y sancionar en su caso, cualquier conducta contraria a las normativas y recomendaciones, «velando para que la normalidad sea la tónica presente durante estos días».
El mensaje parece que ha surtido efecto. La normalidad presidió primer día de no fiestas. Normalidad y también tranquilidad, que se vio acompañada en cierta medida por el tiempo. Alguna que otra gota no dejaba precisamente una tarjeta de invitación a las celebraciones.
Pero aunque este día se haya desarrollado bajo los parámetros de la calma y la naturalidad, no quiere decir que haya que bajar la guardia. Así lo recalcó Carlos Fraile. «No podemos confiarnos y por eso el mismo dispositivo que hay hoy, lo habrá también de aquí al jueves», realizando una especial vigilancia para que no se den reuniones o aglomeraciones durante esas jornadas. Y será más intensa durante este fin de semana, que además de esta circunstancia también coinciden con días del mes de agosto en los que habitualmente el número de vecinos se multiplica.
Confianza cero. Miedos tampoco. Por eso Carlos Fraile seguía insistiendo en el mensaje de estos días anteriores, apelando a la responsabilidad de los vecinos. «Cualquier convocatoria a una reunión de personas en estos momentos es un acto de irresponsabilidad. No nos debemos dejar guiar por el corazón y las emociones» y mostró su esperanza en «volver a vernos entonando el «A por ellos» , pero mientras tanto «no vamos a promover ni organizar ninguna actividad que pueda poner en peligro la salud de las personas».
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