![La tradición de 'rodar el huevo' puede a la lluvia en Cuéllar](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/04/01/huevos-cuellar.jpg)
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La adversa meteorología, marcada por el frío y la lluvia intermitente, ha empañado la tradición de 'rodar el huevo' en Cuéllar, una actividad en la que los más pequeños son protagonistas y que ha resurgido con gran fuerza en los últimos años aunque con ... algunas variaciones respecto a cómo se celebraba hace algunas décadas.
A finales del siglo pasado, la tradición se encontraba muy arraigada y los más pequeños, en grupos, con familiares o amigos, se dirigían al pinar a merendar y rodar sus huevos. Tras unos años de decadencia, la práctica ha vuelto a ponerse de moda el domingo, lunes y martes de Pascua, con cientos de niños en el parque de la Huerta del Duque.
Sin embargo, el mal tiempo ha obligado a cambiar de escenario para protegerse del frío y la lluvia, por lo que los patios de colegios y las pistas deportivas de la villa han acogido en 2024 una tradición simple, que consiste en lanzar un huevo cocido para que baje rodando por una cuesta, con lo que la cáscara comienza a romperse y facilita su pelado para su posterior degustación.
Para ello, antes se lleva a cabo un pequeño ritual. Se cocían los huevos en las casas con distintas hierbas, como la rubia, que conseguía dar una tonalidad diferente a la cáscara del huevo. Poco a poco esta costumbre ha dejado paso a que sean los niños los encargados de decorar las cáscaras con sus pinturas y rotuladores, convirtiendo cada huevo en una pequeña y divertida obra de arte a base de rayas, lunares, caras, figuras o sus personajes favoritos de dibujos, libros o películas.
Una vez que se tienen los huevos cocidos y coloreados, llega el momento más especial: reunirse con los amigos durante la tarde y buscar un lugar que tenga pendiente. Los niños se sitúan en lo alto con sus huevos adornados y desde allí los lanzan ladera o cuesta abajo. Provocan divertidas situaciones de choques unos contra otros, contra bordillos o ramas. También se disputan carreras de huevos.
El lanzamiento se repite hasta que la cáscara del huevo queda agrietada, para pelarlo con facilidad y comerlo. Entonces llega otro momento especial de la tarde, el de la merienda, para lo cual en Cuéllar es tradicional preparar 'la colación', una elaboración formada por un bollo blando o de azúcar, otro duro (de piñones o almendras eran las variedades favoritas), una rosquilla de palo o pajarita, una rosquilla de yema, un trozo de chorizo, en ocasiones en bocadillo, y una fruta, además del huevo. Los bollos y las rosquillas se realizaban en casa y se llevaban a cocer a los hogares o tiendas donde se contaba con horno.
Ahora esta colación cuenta con variantes y el huevo cocido, en la mayoría de los casos, se destina únicamente a rodar. Para merendar, los pequeños han optado por el sabor dulce del huevo de chocolate.
Además de los niños, también son muchos los mayores que disfrutan de la tradición, como los usuarios del Centro de Día de Personas Mayores, donde cada año celebran y participan de esta costumbre. De forma especial lo hicieron durante la tarde de ayer, con iniciativas como un concurso de decoración de huevos, además de ofrecer la colación, que en este caso estuvo formada por limonada y magdalenas.
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