Más que una tradición, es una forma de vida. O al menos lo era hace varios años, cuando Trescasas despuntaba en toda la provincia y región como uno de los enclaves laneros más importantes al contar con el mayor número de esquileos. Con el paso ... de los años, este oficio se convirtió en una labor residual, lo que el Ayuntamiento del municipio quiere revertir. «Lo principal es que se conozca nuestra historia», subrayó este domingo Borja Lavandera, alcalde de la localidad, que supera los 1.100 habitantes.
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Es el tercer año que, de forma consecutiva, los jóvenes trescasenses pueden conocer cómo era el oficio de sus abuelos y el motivo que llevó al pueblo a convertirse en uno de los principales lugares de paso de los pastores trashumantes. Ese es el fin que persigue la organización de la tercera edición de la feria del esquileo, que consiste en un «sencillo» evento que sumerge a los asistentes en esta práctica tradicional.
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«Al final, nuestro objetivo principal contribuir a que tanto niños como mayores se empapen en nuestra historia; queremos que conozcan lo que fue Trescasas en el pasado, lo que queremos volver a recuperar, aunque sea poco a poco», explicó el regidor.
Las protagonistas de esta cita, ya marcada en el calendario, son los rebaños de ovejas. Entre ellos, el de titularidad municipal, ya que hace unos años el Consistorio adquirió una veintena de animales y, a día de hoy, «superamos los 45 contando a los corderos». La profesión del pastor está desapareciendo, por lo que son los alguaciles y operarios los encargados de cuidar y vigilar el ganado, tarea que requiere 24 horas de los 365 días del año.
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Es una labor «encomiable», defendió Lavandera. No solo tienen que trasladar al ganado cada mañana a las veredas cercanas para obtener el alimento, sino que también «hay que estar pendientes de cuando van a parir y separarlas», aseveró. El esquileo es otro capítulo más de una profesión sacrificada, lo que se convierte en el motivo principal de la feria, que adquiere a su vez un carácter festivo en el municipio.
Actualmente, «hay muy poquitos esquiladores profesionales y nosotros tenemos la suerte de contar con uno cerca, en Riaza. Siempre viene a enseñar esta tradición y cómo ha evolucionado con el paso de los años», especificó el alcalde. Desde usar las tijeras a emplear dispositivos eléctricos, lo que conlleva un importante ahorro de tiempo. Después de llevar a cabo la exhibición, que recabó la atención multitud de personas de todas las edades, las ovejas «ya están listas para pasar el verano», se alegró el regidor.
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El goteo de asistentes fue con tinuo durante toda la jornada. Además de ser partícipes de esta tradición, pudieron visitar las casas de esquileo y los puestos del mercado de productos artesanos. A su vez, hubo una actividad dedicada exclusivamente al recuerdo de antiguos oficios, ya perdidos, como es el de colchonero o de vareo de la lana.
No faltó la música ni la degustación de migas del pastor. Lavandera detalló que es un proyecto que ha adquirido popularidad estos años. «Se acercan muchas personas de la comarca, hemos recibido unos 300 visitantes a lo largo de la jornada», concluyó.
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