Concejala de Servicios Sociales, Igualdad, Sanidad y Consumo del Ayuntamiento de Segovia ·
«Entidades como el Banco de Alimentos se caracterizan por su orientación al bienestar social, por su capacidad de respuesta ante problemas colectivos y por ser un modelo de convivencia. Por ello, merece este reconocimiento»
Ana peñalosa
Viernes, 25 de septiembre 2020, 15:19
Nos ha tocado lidiar con una etapa muy dura. Nadie se hubiera imaginado que una pandemia llegaría a golpear nuestra realidad de una forma tan severa, que un virus desconocido cambiaría nuestras vidas para siempre. Estamos sufriendo una emergencia sanitaria sin precedentes en el último siglo, una tragedia humana con unas terribles consecuencias económicas que ya estamos empezando a notar.
En estos tiempos oscuros, la solidaridad y el compromiso son pilares fundamentales, y así lo han demostrado muchos sectores de nuestra sociedad, cuyo trabajo ha sido vital durante estos meses tan difíciles. Hablamos del personal sanitario, del personal de limpieza y desinfección, del sector de la alimentación, de los servicios sociales y, por supuesto, de todas las personas que realizan labores de voluntariado.
Por culpa de la pandemia mucha gente ha quedado en situación de vulnerabilidad, numerosos negocios están cerrando y se están perdiendo muchos empleos. Más allá de las medidas que debemos seguir impulsando desde las administraciones públicas, el trabajo incansable de asociaciones como el Banco de Alimentos sigue siendo fundamental. En España existen 54 bancos de alimentos que están integrados en la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL), y que operan repartiendo alimentos entre más de 7.000 entidades benéficas y a más de un millón de beneficiarios. Todos ellos centran su actividad en ayudar a los colectivos más necesitados de nuestro país. El Banco de Alimentos de Segovia (integrado en la Plataforma de Voluntariado), con Rufo Sanz al frente, se ha tornado en imprescindible a lo largo de toda la crisis sanitaria.
Desde hace muchos años, el Banco de Alimentos ha atendido las necesidades de nuestras vecinas y vecinos más desfavorecidos, una encomiable tarea solidaria que este año, por desgracia, se ha visto multiplicada por las consecuencias de la pandemia. Nuestra ciudad ha sido ha sido una de las más afectadas en cuanto al número de contagios, nuestra economía y nuestro comercio local se han visto profundamente afectados y desgraciadamente el número de familias que han solicitado ayuda a los servicios sociales y a las asociaciones han aumentado exponencialmente. Ante este desolador panorama, la generosa y comprometida respuesta por parte de particulares, empresas y entidades como el Banco de Alimentos son dignas de elogio y reconocimiento.
Hay que recordar que el Banco de Alimentos basa su actuación en valores como la gratuidad en la obtención y donación de alimentos, la neutralidad en su distribución, la profesionalidad en el tratamiento de los alimentos, la seguridad en un reparto justo y la transparencia de su gestión.
Entidades como el Banco de Alimentos se caracterizan por su orientación al bienestar social, por su capacidad de respuesta ante problemas colectivos y por ser un modelo de convivencia social. Por ello merece este reconocimiento, por su función simbólica, como referente de una ciudadanía responsable y de solidaridad y con un importante papel en la expresión de valores, y en especial por dar visibilidad social a una determinada problemática muy importante hoy en día, proponiendo soluciones.
Pero la labor del Banco de Alimentos no sería nada sin el trabajo de las personas voluntarias, personas que por un momento dejan sus obligaciones de lado para dedicar su tiempo a esta labor tan importante, con el objetivo de hacer la vida más fácil a aquellas personas con recursos limitados; personas que han puesto en riesgo sus vidas al exponerse al exterior cuando prácticamente todo el país estaba confinado, pero que sin embargo su labor les ha proporcionado una gran satisfacción personal de la que han aprendido muchas cosas y les ha hecho abrir los ojos y conocer la realidad de situaciones que hasta el momento solo conocían de oídas, y que conocidas en primera persona hacen plantearse la vida de otra forma. Sin duda, una experiencia inolvidable para todas ellas.
Como dijo Mahatma Gandhi: «Sé el cambio que deseas ver en el mundo», como una invitación a transformar en nosotros mismos aquello que queremos ver reflejado en los demás, buscar el cambio interno antes de pedir el externo, hablar a través del ejemplo y no solo a base de palabras. Ese es el motor que impulsa a estas personas a dar lo mejor de sí mismas en beneficio de las demás.
Por ello, el reconocimiento al personal voluntario también es fundamental porque una de las fases de más importantes por las que pasan estas personas es la motivacional y la de reconocimiento. Y la del reconocimiento es necesaria no solo para la satisfacción personal de las personas voluntarias, sino también para la atracción de nuevo personal voluntario. Y no podemos olvidar el extraordinario apoyo de la ciudadanía, empresas y medios de comunicación a los 54 bancos de alimentos durante la pandemia de la covid 19, pues también gracias a ellos los diferentes bancos de alimentos han podido hacer frente a la avalancha de peticiones que han surgido durante la crisis sanitaria y que aún hoy continúa, por lo que no se debe bajar la guardia.
Desde las instituciones públicas tenemos la obligación de seguir apoyando y visibilizando el trabajo solidario de las entidades del tercer sector, con el fin de abordar de la forma más efectiva los intereses de las personas que se encuentran en situación de pobreza, exclusión social y vulnerabilidad, porque las entidades como el Banco de Alimentos actúan de forma complementaria a las instituciones en la provisión del bienestar social a la población, en especial a colectivos socialmente excluidos o vulnerables.
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