La pala de la oruga de demolición empotrada en el bloque de viviendas y en techo de un supermercado anexo. En el círculo, trabajadores de la tienda ven con tristeza los destrozos. Óscar Costa

«¡Oye, que nos estáis tirando el techo, dile que pare!»

Susto mayúsculo de los trabajadores y de la poca clientela que estaba en el supermercado cuando la pala de una de excavadora se vence sobre el techo

Jueves, 19 de agosto 2021, 20:13

Una dependienta del supermercado Próxim sale a la calle con las manos en alto para llamar la atención de los operarios. Hace aspavientos y exclama: «¡Oye, oye, que nos estáis tirando el techo, dile que pare, que pare!». Unos segundos antes, la pala de una ... máquina oruga se desplomaba y se hundía sobre la cubierta del supermercado en el que trabaja. Estaba a punto de culminar el derribo de un edificio abandonado colindante. Por fortuna, no había nadie en ese momento en el espacio dedicado a la venta de pan, verduras y bebidas, que es la zona sobre la que cayó el trozo de techo por el 'mordisco' asestado por los descontrolados dientes del cazo metálico.

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«La gente salía temblando», comenta el conserje de la comunidad de vecinos del número 21 de la calle Ezequiel González de la capital segoviana. Una vivienda del primer piso también ha sufrido el embate de la pala. La embestida dejaba un reguero de cascotes y enseres rotos sobre el suelo. «Los vecinos dicen que han sentido un temblor y se les han caído cosas», relata el responsable de la finca el susto mayúsculo que ha sobresaltado a la comunidad a primera hora de la tarde de este jueves. Eran en torno a la una y cuarto cuando ocurrió todo.

«Oímos un ruido grande y vimos humo», cuenta la dependienta de la pescadería del supermercado el momento del susto. «Hemos imaginado rápidamente que era algo de la obra», añade junto a otros trabajadores. «Estaríamos cinco o seis» en ese instante. También «había una señora en el pasillo de la pescadería y un hombre que estaba en la caja pagando», expone aliviada de que no hubiera que lamentar desgracias personales. «Lo que queremos es que lo solucionen cuanto antes», apostillaba el conserje.

A punto de volcar

La excavadora hincaba su pala en la última estructura que quedaba en pie del edificio a demoler. La oruga había ido subiendo por el montón de escombros que había dejado a su paso a lo largo de la mañana; pero cuando arrancó el último murete éste se precipitó sobre la máquina, rozando la cabina desde la que el operario manejaba la demolición, la desestabilizó, la venció hasta estar a punto de volcar y el cazo se empotró contra el patio interior del bloque de viviendas del número 21 de Ezequiel González y se precipitó sobre el techo del supermercado. Los daños son cuantiosos. Ahora entra en juego la tasación de los peritos y las compañías de seguros.

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La concejala de Seguridad del Ayuntamiento de Segovia, Raquel de Frutos, se felicitaba de que «el aparatoso accidente» se quedara solo los destrozos materiales y que no hubiera que lamentar víctimas personales. Asimismo, felicitó a los bomberos y la Policía Local por el dispositivo desplegado a los pocos minutos para retirar primero la pala que había quedado incrustada y después para equilibrar la oruga antes de sacarla del solar.

De Frutos especifica que no ha sido necesario desalojar el bloque de viviendas después de la inspección que han hecho los bomberos y los agentes de la Policía Local junto a técnicos para comprobar si había algún riesgo para los inquilinos por la afectación en la estructura y de las conducciones de gas.

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Dos grúas

Para ello han hecho falta dos grúas de gran tamaño. La operación requirió cortar el tráfico por uno de los carriles de Ezequiel González y en el otro se habilitaron dos pasos mediante conos en sentido ascendente y descendente para evitar el colapso de esta arteria que soporta a diario una alta densidad de tráfico, como ha explicado el inspector de la cuartel de la Policía Local, Jacinto Jorge.

Operativo con dos grúas para retirar la maquinaria accidentada, este jueves, en la calle Ezequiel González de Segovia. Óscar Costa

Los bomberos, los agentes municipales y las grúas, cada uno desempeñando su papel en el dispositivo improvisado, ejecutaron milimétricamente la coordinación del rescate para que la pala y la máquina se produjera sin incidentes. «Hemos intentado en un primer momento con el conductor que estaba trabajando en la demolición hacer un movimiento a ver si era capaz de salir; pero la oruga, debido a tracción que tiene, patinaba, por lo que he decidido que se llamara a dos grúas de gran tonelaje para estabilizar la máquina, que no causara más daños y dar tracción a las cadenas de la oruga», explica el jefe de los Bomberos de Segovia, José Luis del Pozo.

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Dos agentes del cuerpo han actuado desde el edificio damnificado para asegurar al gancho de una de las grúas al extremo de la pala desplomada de la oruga para que no se precipitara más ni provocara más desperfectos. Uno de los bomberos ha intervenido desde el primer piso y el otro desde el tercero y han hecho rápel para anclar las cadenas al cazo. Una vez asegurada, se procedió a izarlo y a nivelarlo hasta depositarlo en la montaña de escombros del derribo. La otra grúa ha levantado del eje trasero la excavadora para equilibrarla y que no se venciera, desgrana Del Pozo la delicada operación llevada a cabo para retirar la maquinaria.

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