Dionisio Pérez murió en el Hospital General el 15 de marzo. Oficialmente, la suya fue la segunda muerte por coronavirus en la provincia de Segovia. Jaime, su hijo, responsable del área de Personal de la Diputación y exalcalde de Santa María la Real de Nieva, lo tiene muy presente. «Pasa el tiempo y aquellos momentos crudos y dolorosos van dejando paso a los mejores recuerdos. No olvidaré cuando se subieron a la ambulancia, él y mi madre, enfermos los dos, para trasladarlos al Hospital. Ella volvió, él no. A él no lo volví a ver», recuerda Jaime. Dionisio tenía 86 años y era toda una personalidad en la comarca de la Campiña. Cuando su pueblo, Villoslada, tenía ayuntamiento propio, fue concejal y alcalde. Después, ejerció de edil y teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Santa María de Nieva y fue diputado provincial y vicepresidente de la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia.
Agricultor y ganadero, destacó como jugador de pelota a mano. «Estaba muy orgulloso de que yo hubiera seguido un poco sus pasos en la esfera pública –añade Jaime–. Hay cosas que nunca olvidaré de él, su forma de ser, tranquila, absolutamente reflexiva. No se alteraba por nada; si surgía un problema, lo afrontaba con inteligencia y calma. Siempre tenía un consejo y era una persona tremendamente positiva, con mucha capacidad. En la familia era el cabeza y lo fue hasta el último momento», cuenta el actual diputado. Y continúa: «Mi madre, Carmen. recuerda aquellos días previos a la hospitalización de una manera brumosa. El virus los afectó fuertemente a los dos, pero no eran conscientes de la gravedad. Fueron al Hospital juntos y tuvimos la gran suerte de que estuvieran en la misma habitación. Mi padre no pudo con ello, ella sí, pero supongo que para él fue muy importante tenerla al lado hasta el último momento. Para ella, también hubiera sido más duro haber estado separados. Y eso consuela».
Carmen Esteban se ha recuperado relativamente bien. Tiene 86 años y hace una vida lo más normal posible. «Se fue recuperando física y emocionalmente. Sigue acusando la pérdida de su marido, pero tiene un espíritu fuerte y positivo que le permite estar animada y muy contenta con sus hijos, sus nietos y sus biznietas. Tiene limitaciones físicas y el virus le echó cinco años encima. Aun así se entretiene haciendo punto, leyendo, dando paseos. Siempre mira adelante».
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