Tellechea conduce el balón en el partido ante el Real Unión. Óscar Costa

Tellechea y los 60.000 euros al año que dejó por el fútbol

El madrileño dejó su empleo en EE UU por jugar en Tercera y creó una carrera feliz que le mide hoy al Cacereño, su ex, el aliado del ascenso de la Sego

Miércoles, 30 de octubre 2024, 11:46

Ignacio Tellechea coge una mañana su móvil y llama a su jefa en Atlanta (EE UU) para decirle que vuelve a España, que deja un sueldo de más de 60.000 euros anuales para jugar prácticamente de gratis en la Tercera División. El «picorcito» del ... fútbol. «Por mucho que tuviese más dinero de lo que puedo estar cobrando en los últimos cinco años, no era ni la mitad de feliz. Me despertaba sin ganas». Su triunfo no se mide en euros, sino en un estilo de vida, el de futbolista profesional, su fórmula para la felicidad. Con ella regresa a Cáceres hoy (20:30 horas) como jugador de la Gimnástica Segoviana para dirimir una eliminatoria de Copa del Rey que une su pasado –la ayuda crucial de los extremeños para el ascenso azulgrana– y el presente. «No me arrepiento de nada. Estoy haciendo lo que más me gusta en Primera Federación, me considero un afortunado».

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Tras un año de universidad en Madrid, no era capaz de compaginar los estudios con el fútbol, así que su madre planteó hacerlo en EE UU. Fue un inicio complicado, pues una empresa de becas le llevó a Carolina del Norte y el centro no tenía programa de fútbol. «Estuve puteado dos meses en un hotel en mitad de la nada». Escribió a un sinfín de universidades y fue al pequeño campus de la Universidad de West Virginia. Una buena temporada desembocó en una oferta para estudiar en Santa Bárbara, así que puso rumbo a California. Allí estuvo tres años, hasta que se graduó en diciembre de 2019. Terminó su periodo universitario y no entró en el draft de la MLS (Major League Soccer) –el proceso en el que las franquicias se reparten a los recién llegados, como en la NBA– porque su nombre estaba en la lista, pero no pudo brillar en la última temporada por una lesión en el isquio.

«Por mucho que tuviera más dinero de lo que puedo estar cobrando en los últimos cinco años, no era la mitad de feliz»

«Me dio un poco bajón». Porque supuso dejar el fútbol: se mudó «de un día para otro» a Atlanta, donde trabajaba como asistente del CEO de una empresa de empleos temporales. La pandemia le hizo añorar más España, hasta que un día volvió de jugar al tenis y tenía una llamada de Diego Nogales, actual entrenador del Fuenlabrada, que le preguntó qué hacía con su vida y le ofreció una prueba con el Adarve en Tercera. «Que no me aseguraban contrato ni nada. Pero llevaba seis meses hablando con mi familia, que cómo echo de menos el fútbol…»

De nuevo hecho consumado: de un día para otro. Ascendió a Segunda RFEF, pero su ficha seguía siendo baja, así habló con el presidente, Víctor Salamanca, y empezó a trabajar en su consultora por las tardes, un empleo que mantuvo en Guadalajara, hasta que no pudo compaginarlo más. De ahí al Cacereño, ya como futbolista a tiempo completo porque la ficha lo permitía.

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Pese al buen rollo, no habrá concesiones: «La Copa es espectacular, vamos con el cuchillo entre los dientes»

El periplo de Tellechea le llevó a enfrentarse seis veces a la Segoviana, sin ningún gol. «Jugando contra ellos ves el buen ambiente que hay dentro del vestuario». Ahora le dan «muchos palos» cuando lo compara con el Adarve, quizás el rival más hostil para los azulgranas. Se explica: «Yo no había sentido el estar en una familia, todos a una, desde que me fui de allí. Te lo pasas genial, se entrena a un nivel altísimo. Todos los equipos de España me dicen lo mismo, qué asquerosos, pero cuando entras allí te cambia la perspectiva». El primer año de ambos en Segunda RFEF –la Sego se salvó en el 'play out' y el Adarve cayó en el 'play off' de ascenso– recibió la primera llamada de Ramsés Gil. «Tomo la decisión de irme a Guadalajara. Y cuando acaba la temporada, otra vez, me vuelve a llamar». Optó por el Cacereño. Ya allí, recibió la tercera llamada, en el mercado de invierno, pero no le dejaron salir. Así que tuvo que ser a la cuarta. «Este año estaba a punto de firmar por otro equipo, pero les dije que me había salido una oportunidad increíble y que no la iba a dejar pasar». Cerró el fichaje en día y medio.

Y regresó al estadio en el que perdió 5-0 en marzo. «Fue horrible. Yo quería hacer un buen partido para seguir estando en las llamadas de Ramsés». Aquello desembocó en amistad cuando los extremeños allanaron el ascenso azulgrana al ganar 5-0 al Numancia en la última jornada, con gol de Tellechea, que define la ayuda como «empujón final». Despertó ese día con un sueño: «Ojalá gane la Sego, ganemos nosotros y en un par de semana esté en Primera RFEF». Y con un miedo. «Igual les ayudo ascender y me quedo en Segunda RFEF». Salió bien. Y llegó el sorteo de Copa. El móvil empieza a vibrar «como loco» mientras va en el coche con su novia, «dando saltos».

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Él ha ido a más y brilló con luz propia ante el Real Unión con un gol y dos asistencias. «Me ha dado mucha confianza. Demostrar a la gente de la Sego el jugador que soy, hacer ver a mis compañeros que estoy aquí para sumar». Será protagonista de la eliminatoria del buen rollo, pues Arévalo y Merencio encontraron acomodo en el Cacereño tras salir de la Sego. «Dos equipos que compiten de tú a tú, sin faltas de respeto». Pese al favor del Cacereño, que ganando al Numancia se aseguró la Copa, Tellechea no duda. «La Copa es espectacular. Vamos a salir con el cuchillo entre los dientes». Para él, perder dinero fue su operación más rentable.

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