El teletrabajo también es posible en el medio rural segoviano

La idea surgió durante el confinamiento porque «nos dimos cuenta de que una cuarentena siempre es dura, pero en el pueblo se vive mucho mejor», asegura Iraida P. Delgado, presidenta de la Asociación Cultural Los Silos. Ella, junto a su pareja, el concejal de Cultura y Festejos de Campo de San Pedro, Dani Gutiérrez, fueron los impulsores de este proyecto pionero. «Era el momento idóneo porque el virus ha marcado un cambio de hábitos, el teletrabajo está cada vez más extendido y ha venido para quedarse», recalca.

El Ayuntamiento cedió una sala que se encontraba en desuso y los propios vecinos la reformaron. «Han colaborado ocho personas. A Iraida se le da bien la restauración y se encargó de pintar el local y de adecentarlo con ayuda, otros se ocuparon de la limpieza, una persona con conocimientos en telecomunicaciones llevó el cableado hasta las mesas e instaló la fotocopiadora y la corporación ha comprado sillas adecuadas para la jornada laboral», cuenta el alcalde, Diego Bayo. Además, hay una zona de descaso exterior y otra interior con un 'office' equipado con cafetera y microondas.

El paso más complejo ha sido la conexión a internet. «Es lenta y da muchos problemas, pero es fundamental que haya un buen servicio, por eso, decimos que la mejor opción era ponerlo vía satélite, que ofrece 25 megas de subida y otros tantos de bajada», señala. A pesar de que esta solución permitirá trabajar a los vecinos con todas las garantías, el alcalde confía en que la Junta de Castilla y León cumpla en 2021 con la promesa de llevar la banda ancha hasta el municipio. Bayo lamenta que administraciones como la Diputación de Segovia han visto el potencial, pero no han contribuido a financiarlo. «El Ayuntamiento arrastra una deuda importante y no se puede permitir lujos, aunque en este caso se trata de un proyecto social que hemos decidido apoyar con una inversión de 1.600 euros para generar actividad en pueblo».

El espacio, que cuenta con todos los requisitos de accesibilidad, tiene una capacidad máxima de nueve personas, aunque la cifra se puede duplicar si los usuarios optan por la modalidad de media jornada. No obstante, para garantizar la distancia social entre los puestos de trabajo, solo se han habilitado seis mesas. También se han instalado dispensadores de hidrogel y mamparas.

Desde su apertura, han hecho uso de la instalación 25 personas y este mes de septiembre todavía hay tres usuarios teletrabajando de forma continuada. Además, Bayo afirma que son varios los alcaldes que se han puesto en contacto con el Consistorio para conocer los detalles de este proyecto porque, a su juicio, «el futuro de los pueblos ahora está en las comunicaciones, los servicios y la capacidad para facilitar el teletrabajo a los habitantes». Para Bayo, «los eslóganes bonitos y la defensa del progresismo que hacen algunos partidos no servirán de nada si no se frena la sangría del medio rural con presupuestos adecuados».

Campo de San Pedro es un municipio con 238 habitantes censados, según los datos del INE de 2019, pero cuenta con servicios y comercios que no tienen otras localidades con mayor población. Entre ellos, destacan el supermercado, la carnicería, la farmacia, el colegio, la peluquería o las sucursales bancarias, además, del consultorio médico. Otro de los alicientes para que la gente se instale es, según su alcalde, su buena ubicación y su cercanía a núcleos importantes, ya que está a una hora o poco más de Madrid, Segovia, Burgos y Valladolid.

Ahora también cuenta con un espacio con conexión a internet y todas las comodidades para poder teletrabajar gracias a la iniciativa que han puesto en marcha los vecinos para revitalizar esta localidad. Profesionales de sectores muy diversos ya han probado esta nueva manera de desarrollar su profesión en el medio rural, desde administrativos o especialistas en marketing hasta trabajadores del sector industrial, las telecomunicaciones o la programación y en todos los casos «la experiencia ha sido un éxito», detalla Iraida.

Blanca Moral trabaja en una agencia de marketing digital que desde marzo cerró sus oficinas en Madrid e impuso el teletrabajo. Cuando se enteró de la creación de este espacio de 'coworking' no dudó en probarlo y eso que en su caso no veranea en Campo de San Pedro, sino en Valvieja, una pedanía de Ayllón situada a 22 kilómetros. «La experiencia ha sido estupenda he estado todo agosto trabajando allí y ha merecido la pena, ya era hora de que se pensara en dar facilidades a la gente que quiere pasar más tiempo en los pueblos. No es que no queramos vivir en ellos, es que no nos dejan», asevera. No tener que emplear una hora en coche o metro para desplazarse hasta el puesto de trabajo, dormir un poco más por las mañanas o poder comer en casa y no un táper recalentado en la oficina son algunos de los aspectos que más valora. Además, admite que en su empresa hay mejor ambiente desde que se han quitado todas las trabas, prisas y agobios que generan los desplazamientos hasta una sede común.

En cuanto al espacio, comenta que cumple con todas las medidas de seguridad marcadas por los protocolos anti covid y destaca el buen ambiente que se ha creado. «Hay mucho compañerismo y respeto hacia el trabajo de los demás, la concentración es absoluta porque todos tenemos claro que hay que cuidar este proyecto para que perdure». Lo mejor de esta experiencia ha sido pasar en el pueblo de su padre todo el mes de agosto, algo que por trabajo no podía permitirse desde que era una niña. A partir de ahora tiene claro que las escapadas serán más frecuentes, ya que puede alargar su estancia sin necesidad de coger días de vacaciones. Si el año que viene las circunstancias se lo permiten, se quedará julio, agosto y septiembre. «Sería idílico, porque me encanta estar allí y no tiene pinta de que vayamos a volver pronto a la oficia. Si se crea una ley justa de teletrabajo, creo que esta fórmula perdurará». Se hicieron una casa en el pueblo de su padre, pero hasta la fecha solo la podían disfrutar los fines de semana o en vacaciones porque «trabajamos y no había otra alternativa», apunta Luis Águeda, veraneante con raíces en Campo de San Pedro. Lleva utilizando el espacio de 'coworking' desde que se inauguró en julio y asegura que si ahora lo deja es porque sus hijos empiezan el colegio y tienen que volver a Madrid, además, el trabajo de su mujer es presencial. «Hacer uso de esta sala ha sido una experiencia muy grata y productiva».