El sueño industrial del pueblo de los vecinos fieles

Frente a otros pueblos con más toboganes demográficos, en Abades, grosso modo, están los de siempre. No ha habido grandes emigraciones porque se han mantenido unos servicios mínimos y la cercanía a la capital da estabilidad. Ni grandes llegadas porque no hay un polo económico que atraiga vecinos. Nada de ciudad dormitorio, son las raíces del arraigo. Con esa seguridad, el municipio mira al futuro con esperanza tras el compromiso de la Junta de Castilla y León de invertir seis millones de euros para crear un polígono industrial en un terreno de 500.000 metros cuadrados de la carretera hacia Martín Miguel

Abades no es ajeno a la tendencia a la baja de la agricultura y la ganadería, pero hay relevo generacional, aunque el número vaya a la baja: los hijos siguen el negocio de los padres. Entre una quincena y una veintena de jóvenes –en torno a la treintena– que mantienen el pulso al sector primario y sirven de refuerzo a una generación más mayor, ya cerca de la jubilación. Explotaciones de cereal y ganado porcino o vacuno. E industrias alimentarias como una empresa de cochinillos que tiene en el pueblo un punto de producción, desde el despiece a envasar al vacío.

Otra tradición del pueblo son sus cuadrillas de construcción; algunos veteranos se han jubilado recientemente, pero sobreviven cuatro negocios fuertes que trabajan por toda la zona, principalmente en viviendas particulares y no tanto en contratos de obras municipales. A ello se suman pequeños negocios como un taller de maquinaria agrícola, otro mecánico –chapa y vehículos– y de cerrajería.

La economía la completa el sector servicios: una sucursal de seguros, dos oficinas bancarias, un supermercado, una panadería y tres bares, uno de los puntos a mejorar para un pueblo que hace no tanto tenía siete. Una de las tareas municipal es recuperar esos negocios que cerraron como la carnicería –por un problema de salud– o la pescadería, por jubilación. Una de sus bazas para fijar población.

El problema es que esos locales estaban vinculados a una vivienda y no eran fáciles de separar. Como solución, el Ayuntamiento está construyendo dos locales comerciales con la intención de alquilarlos a un precio bajo para facilitar la apertura de negocios en el casco urbano. Con todo, el pueblo está abastecido con mercados itinerantes los lunes y los viernes con productos frescos como fruta, verdura o pastelería.

La ubicación de Abades explica tanto su aguante demográfico como su falta de actividad económica, pues es habitual que el vecino trabaje en la capital. O consuma allí. «Estamos a 15 minutos; yo entiendo que la mayor parte de las personas, debido a lo poco que hay aquí, compran en Segovia. Excepto la gente mayor, que tendrá que apañárselas con este supermercado», subraya su alcaldesa, Magdalena Rodríguez. Una población itinerante en los laboral que también aprovecha la proximidad con el polígono industrial de Valverde del Majano o hace las maletas rumbo a Madrid.

Por eso el futuro polígono industrial de la localidad puede ser un antes y un después. La Junta, principal propietaria del terreno, ha impulsado el proyecto. «A ver si podemos conseguir que haya más empresas interesadas y podemos desarrollarlo». El plan parcial –la ordenación urbanística de las calles y la distribución de parcelas de diferente tamaño– está ya elaborado. «Generaría muchos puestos de trabajo, permitiría que la gente se quedara a vivir aquí y que llegara gente de otros sitios. Con el consiguiente aumento de población, que supone poder dar más servicios». Abades tiene suelo calificado como urbanizable que no se ha desarrollado ante la falta de promociones inmobiliarias y que podría utilizarse si hubiera demanda.

La economía

Relevo generacional. El número de agricultores y ganaderos va a la baja, pero los jóvenes recogen el testigo

La cercanía con Segovia. El hecho de estar a apenas 15 minutos de la capital permite que muchos vecinos se queden.

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